Memoria histórica

De memoria

Toda ley que quiera ordenar los recuerdos nos implanta un chip totalitario

Toda ley que ordene la memoria viene a ser como uno de esos experimentos que achacan a Bill Gates: lo de meternos un chip totalitario en el cerebro para que nuestros recuerdos no se desvíen. Si he de hacer un retrato de mi niñez, antes de que me implanten la película del Gobierno, de cuando Franco aún estaba vivo y para mí no era más que un señor que salía por la tele igual que «Un globo, dos globos, tres globos», no sería en blanco y negro, aunque la televisión de mis padres, clase media tipo «Cuéntame», era lo que tenía, una gama de grises y golpes al aparato para pillar el UHF como ahora la wifi. Mi padre, el señor Narváez (Alcántara), era un hombre feliz que se había comprado un Renault 12 granate y empezaba a construirse una casita en el campo y mi madre estrenaba lavadora automática y usaba faja aunque no estaba lo que hoy diríamos gorda. La piropeaban por la calle. Los tresillos eran de ski y los sanitarios del cuarto de baño pasaron de ser blancos a teñirse de celeste. Como eran autónomos no disfrutaban todavía de los beneficios de la Seguridad Social, pagaban un seguro privado, así que me operaron de una hernia en una clínica pequeña adonde me llevaron un tocadiscos portátil. Nada parecía ir mal. Los Reyes me trajeron un Cinexin. Me pasaba horas doblando las películas que proyectaba aquel cacharro. Ninguna de mis abuelas me habló de la guerra, salvo que se quedaron impactadas cuando vieron a la Guardia Mora pasar por allí. No hubo bajas en mi frente afortunadamente. En la fotos de la Primera Comunión la más joven de mis tías fuma con un jersey ajustado queriendo ser Victoria Vera mientras los demás bailan como en un guateque. Poso con un billete de cien pesetas que me regalaron las vecinas. En primer plano, un plato de jamón y otro de queso cortado pinchados con palillos de dientes. Parece un mundo alegre aunque aún vivíamos en una dictadura. Cada español tendrá su propio recuerdo por lo que resulta obsceno que sea un Gobierno quien nos lo reescriba. ¿Lo que la memoria ha guardado es una exaltación del franquismo? ¿He de resetear mi cabeza para no volver a repetir la Guerra Civil? Mis padres votaron a UCD. Y siguieron trabajando.