Afganistán

El patético Biden

Biden ha hecho lo mismo que Chamberlain cuando se humilló frente a Hitler en Múnich. Es un político al que le venía grande el cargo y lo ha demostrado

Fue una de las intervenciones más lamentables que he visto nunca. Un comandante en jefe que se ha rendido protagonizando una de las retiradas más bochornosas del ejército estadounidense. Es incluso peor que Vietnam. Biden es, simplemente, patético. Es difícil sentir respeto por alguien que no está a la altura de su responsabilidad como presidente. La culpa es de los soldados y políticos afganos. Nada tiene que ver la huida precipitada y desordenada. Lo normal es que se hubiera disculpado y asumido los errores cometidos. No fue así.

Ahora hemos descubierto que «el objetivo nunca fue construir una nación, sino luchar contra el terrorismo». Es decir, fue un simple acto de venganza que ha costado decenas de miles de muertos y billones de dólares. El cobarde de la Casa Blanca, hay que definirlo con claridad, justifica su rendición frente al fundamentalismo islámico con argumentos pueriles e inconsistentes. En lugar de organizar el proceso de forma ordenada, ha preferido regalar el país a los talibanes y abandonar a su suerte a la población civil. La democracia muchas veces se tiene que defender, ha sido así a lo largo de la historia, con el uso de la fuerza frente a los intolerantes, los terroristas y los totalitarismos.

Biden ha hecho lo mismo que Chamberlain cuando se humilló frente a Hitler en Múnich. Es un político al que le venía grande el cargo y lo ha demostrado. No sé cómo le defenderán nuestros progres a partir de ahora. Los talibanes han impuesto un emirato islámico, lo que significa que regresa la brutalidad y el integrismo. Las mujeres serán marginadas, limitados sus derechos y convertidas en meros objetos al servicio de los hombres. Esto será posible por culpa de la incompetencia y cobardía de un presidente de los Estados Unidos.

La invasión de Afganistán en 2001 consiguió un total apoyo de las democracias, porque se tenía que combatir a un régimen autoritario que promovía y amparaba el terrorismo. Biden estuvo al lado de la decisión de su presidente. Por tanto, no tiene ninguna excusa para justificar sus actos. EEUU entró en una guerra difícil de ganar, pero al menos cabía esperar que sentara las bases, junto a sus aliados, para vencer a los talibanes. Al final, el resultado ha sido tan patético como el propio Biden.