Opinión
Comienza el curso político
Pedro Sánchez no lo tiene fácil con el lastre radical de Podemos y los líos catalanes
No soy optimista ante el inicio del curso político y me temo que será bastante bronco. Las aguas han bajado revueltas en agosto y nadie tiene interés en que el sosiego sustituya a la confrontación. Sánchez no lo tiene fácil con el lastre radical de Podemos a sus espaldas y los líos catalanes. Al PSOE siempre le viene bien la tensión y el enfrentamiento, aunque el trabajo sucio lo deja en manos de sus socios de coalición y sus palmeros mediáticos que llegan con renovados bríos en su labor en defensa de las bondades y virtudes del ejecutivo. Por una parte, los socialistas no paran de darle garrotazos al líder de la oposición, como se ha visto por la osadía que tuvo al reclamar que Sánchez compareciera en el Congreso para informar sobre Afganistán, y por la otra le exigen que se sume, como si fuera un dócil borreguito, a los pactos sobre pensiones, política exterior, CGPJ, TC… la lista es interminable.
Es propaganda, pero es útil hasta el momento en que decida cambiar de estrategia y desatasque la renovación de los órganos constitucionales. La política es una montaña rusa y las encuestas le van muy bien al PP que podría gobernar con el apoyo de Vox, pero, como dicen en La Moncloa, hay partido porque quedan más de dos años para las elecciones y ahora llega el maná europeo. Estamos ante una fiesta del gasto, espero que no sea otra vez del despilfarro, y entramos en un ciclo de recuperación. Esto hace que Sánchez se sienta optimista, aunque la parte que no entiendo es que no sea más próximo a los medios de comunicación y no comparezca en el Congreso. Me sorprende, porque se maneja bien con los periodistas, aunque le canse contestar preguntas y sean más cómodas las declaraciones al plasma. En lo otro, es un buen parlamentario que tiene argumentos para defender sus posiciones en el Parlamento. Nunca es bueno seguir el consejo de encerrarse en la torre de cristal monclovita. Hace años que defiendo que habría que abandonar ese complejo y situar la presidencia en el centro de Madrid. El infrautilizado palacio del Banco de España sería un sitio perfecto al que se le podría añadir Buenavista, aunque es verdad que siempre tienen la excusa perfecta de la seguridad para no hacerlo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar