Angela Merkel

Merkel y Sánchez, el rotundo balance entre el bien y el mal

Ella es la solidez, frente a los dos años de fracasos a todos los niveles de él , derramándose la leche hirviendo del desempleo y el gasto público del cazo nacional

Nuestro flamante presidente bien afeitado, trajeadito, guapo, Pedro el inclusivo, Pedro el inventor de lo políticamente correcto, Pedro el de la voz suave y la mirada de condolencia, Pedro el Presidente del Club de la bondad… Lo que quieran, pero no cuela y en una sencilla comparativa con una digna mandataria de otra nación europea lo vamos a analizar.

Angela Merkel no es una mujer agraciada, sin embargo, su físico no es intercambiable, tiene singularidad, por su parte Sánchez es “un guapo random” (un guapo sin rostro), la mejor definición de su aspecto me la dio hace años una amiga: “guapo de recorte de prensa dentro de portarretrato de plata en muestrario de decoración”.

Angela Merkel estudió física y se doctoró con una tesis donde obtuvo una calificación de «sobresaliente»… Nuestro presidente estudió Empresariales y en cuanto a su tesis, mejor no hablar.

En 2005, el Bundestag eligió a Merkel canciller con la mayoría de los votos de la gran coalición y lleva más de quince años al frente de Alemania. Pedro Sanchez, llegó a la presidencia sin que nadie lo eligiera y para mantenerse cedió el futuro de este país a extremistas de izquierda y a independentistas fanáticos con discursos populistas y facilones de aparente gran preocupación por las minorías y las mujeres, todos nosotros maltratados por varones capitalistas de derechas… Después, tiene gracia el personaje, ha aprovechado el puesto como lo haría un nuevo rico, que hasta su perro se siente un poco presidente.

Ángela Merkel jamás ocupó la residencia de la cancillería, hija de un pastor de la antigua República Democrática Alemana ha preferido no ejercer este derecho y vivir en el mismo apartamento privado donde vivía antes de ser elegida, como cualquier otro ciudadano. Nuestro presidente socialista, comprometido y solidario, sostenible y económico se traslada a la Moncloa, la decora a su gusto y viaja de acá para allá en el avión de la presidencia como Thomas Crown.

Su sobredimensionado gobierno, el más grande y costoso de los que se recuerdan en España, cuesta un 20% más que el de Mariano Rajoy: más de 500 altos cargos con el mayor número de puestos a dedo de la democracia española, que en 2021 costarán unos 90.000.000 de euros al contribuyente. En verano familiares y amigos, mariscadas y jamones, se solazan en regios palacios, rodeados de servidumbre y seguridad, jugando como gatitos con el gustoso ovillo de lana del poder y el dinero de un país en quiebra.

Angela Merkel compra los alimentos ella misma siempre que es posible, haciendo cola en los mostradores de caja. Sin ayuda doméstica, comparte las tareas del hogar con su marido. En cuanto a sus días libres, huye de la vanagloria y veranea sin engolamientos en La Gomera, si no se desplaza a Uckermark, un pueblo rural a 100 kilómetros de Berlín, donde disfruta de la lectura.

Pedro Sanchez es tan amante de la literatura como de la taxidermia, pero dice que adora el Esperpento, que invitaría a cenar a Valle Inclán y que sus lecturas de cabecera son los “Episodios nacionales”. Cierto es que nuestro presidente fue por letras, pero los “Episodios nacionales” son una colección de cuarenta y seis novelas históricas redactadas entre 1872 y 1912. Y digo yo que... mucha sartén, para mí huevito...

Merkel es modesta y no tiene una delirante idea de sí misma, al contrario: una vez describió su vida diciendo que hace lo que los demás -”comer, beber, dormir y limpiarse los dientes”. Le han preguntado por qué usa la misma ropa con tanta frecuencia y su respuesta ha sido sencilla, como ella: “Soy una empleada del gobierno, no una modelo”. No obstante, su estilo, con trajes de chaqueta y pantalón a medida proyectan autoconfianza e inteligencia.

Pedro Sánchez, en momentos informales viste vaqueros con desgastados y rotos artificiales, lo cual dice muchísimo, tanto que ameritaría otra columna… pero lejos de avergonzarse, estoy segura de que no puede evitar mirarse en cualquier espejo por el que pasa.

Merkel ha sido criticada por la derecha y por la izquierda, esto se debe a que sus principios no están sujetos a modas (todas pasajeras) ni mucho menos al buenismo vacío; por eso su popularidad siempre ha descrito una curva ascendente, algo inusual después de tanto tiempo en el poder. En cuanto a su idiosincrasia, es clara, coherente y concisa: se autodefinió como cristiana y de centro y defiende en su política valores inherentes a la cosmogonía bíblica como la familia, el respeto a la vida (no al aborto, no a la clonación, no a la eutanasia), austeridad, disciplina y una integración de los extranjeros que respeten y se adapten a la cultura alemana. Los socialdemócratas, de hecho, han visto cómo Merkel se apropiaba de buena parte de su discurso político y lo han sufrido.

La influencia de esta mujer firme en sus convicciones, que actúa de acuerdo a lo que considera moralmente, y no políticamente, correcto, ha sido tan notoria que se la considera líder de facto del bloque.

Paralelamente, hay una idea que proyecta nuestro presidente “perfecto” sin poder hacer nada para evitarlo: inmoralidad. En cuanto a los principios de Sánchez destacan una indisimulable egolatría, que implica, además de egoísmo, faltas a la verdad, mesianismo, desprecio por su electorado y, como se ha visto recientemente, desconsideración hacia su equipo (ese que deseaba precipitarse por él a un abismo y no ha hecho falta porque los ha empujado él).

En 2020, la revista Forbes nombró a Merkel por decimocuarta vez mujer más poderosa del mundo; Pedro Sánchez, borracho del escaso poder que ostenta, falso, adulador, oportunista e infantil se desgañita en cumplidos frente a Biden (y el mundo entero), que no le dirige la mirada y que tras su encuentro caminando, continua como el ciclista que supera una incómoda rama o un mosquito, por el campo.

Angela Merkel representa la voluntad de consenso dentro y fuera de sus fronteras y nos recuerda que se puede gobernar sin polarizar a la población entre buenos y malos. Merkel es la solidez, frente a los dos años de fracasos a todos los niveles de Sanchez, derramándose la leche hirviendo del desempleo y el gasto público del cazo nacional, posicionándonos como el peor gobierno del globo en la gestión pandémica, incompetente para defender las fronteras españolas de África…

Eso sí, Merkel se marcha y Sánchez aun dispone de 30 meses de legislatura experta, progresista, feminista, digital, resiliente, ecologista, europeísta, atea e indi.