Precio de la luz

Echenique... ni barata, ni «eco»

Sobre esta obsesión compulsiva de una parte de la izquierda encaminada a desprivatizar para supuestamente mejorar hay ejemplos que, sencillamente ruborizan por burdos y mal gestionados

Podemos por boca de Echenique ya ha sacado su conejo de la chistera populista para las soluciones mágicas, una compañía eléctrica pública… acabáramos! El desbocado aumento en el precio de la energía eléctrica ya se contempla como la madre de todas las piedras en el zapato de nuestros políticos, especialmente de los que gobiernan por mucho que quienes ostentan el poder hayan olvidado sus argumentos sobre este tema cuando estaban en la oposición. Lo de la factura de la luz es como las reformas de las pensiones, del Senado o de RTVE, un asunto sin resolver sencillamente porque no se le ha metido mano desde hace décadas pero con la peculiaridad a día de hoy, de que una parte del gobierno de la nación aboga, no solo por movilizarse en la calle para presionar por una solución a ese gobierno del que forman parte y además poniéndose sobre la mesa en el colmo de la demagogia populista la alternativa de la creación de operadores públicos.

Sobre esta obsesión compulsiva de una parte de la izquierda encaminada a desprivatizar para supuestamente mejorar hay ejemplos que, sencillamente ruborizan por burdos, mal explicados y pésimamente gestionados, desde la operación impulsada por el gobierno social-podemita de la comunidad valenciana en el área sanitaria, con el balance de un notable encarecimiento de los recursos, hasta el apartado que nos ocupa relativo a la energía eléctrica y con alguna referencia más que palmaria, como la compañía energética municipal creada por el ayuntamiento barcelonés de Ada Colau, que tras su nacimiento a golpe de talonario público e ingentes dosis de demagogia se encuentra con un número irrelevante de clientes particulares salvado claro está el propio ayuntamiento contratado a sí mismo. Pasado ese período de «edificante» experiencia frente a las «codiciosas» compañías privadas, el balance de la fusión entre comercializadoras para crear el nuevo engendro público dista bastante de contemplarse como referente nacional de energía barata, salvo que ello quiera identificarse con beneficios similares a los ofrecidos por otras compañías privadas como es el famoso bono social para familias desfavorecidas en claro estado de pobreza. De lo «verde» sobran igualmente los comentarios teniendo en cuenta que se nutre especialmente de fuentes altamente emisoras de CO2. Con estos mimbres como experiencia, tal vez el sector podemita del Gobierno tenga margen para hacer oposición a un ejecutivo del que forma parte, otra cosa será que la prédica morada abarate el kilovatio. Farsantes.