El Gobierno de Pedro Sánchez

Memoria democrática europea

En 2019 el Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre la Memoria histórica de Europa en el siglo XX, que condenó el nazismo y el comunismo como ideologías totalitarias causantes de infinidad de crímenes contra la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial –el nazismo–, y después de ella en los países del Este europeo sometidos al totalitarismo comunista de Lenin y Stalin. El PE insta a los Estados miembros a impedir toda apología de esos hechos y de los regímenes políticos responsables. A la luz de esa resolución europea es un despropósito que España tenga un Gobierno en el que se sientan cinco ministros públicamente comunistas, con el culmen de una vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo que hace apología del PCE con ocasión del centenario de su fundación, prologando entusiasta una obra del manifiesto comunista de Marx y Engels, y ensalzando las glorias alcanzadas en el mundo con su aplicación. Debe ser la felicidad lograda en la URSS, la China de Mao, o en Checoslovaquia, Hungría, RDA… que vieron aplastadas sus ansias de libertad –sus «primaveras» políticas»– por los carros de combate del Pacto de Varsovia.

El Gobierno es antimemoria europea, mientras promueve su particular Memoria democrática. Recordemos que entre las glorias del PCE está su apoyo al camarada Stalin por su pacto con Hitler de agosto de 1939 previo a la invasión conjunta de Polonia con que comenzó la Guerra Mundial. Eso es memoria democrática europea.