Política

Duelo de «vices» y el Gatopardo laboral

Al final habrá contrarreforma laboral porque Díaz no soltará la presa y Sánchez no puede permitir que se apunte ese tanto

Pedro Sánchez se llevó a Trujillo a las «vices» Calviño y Díaz para aparentar cordialidad tras los rifirrafes por la contrarreforma laboral. Incluso hubo paseíllo de las dos juntas por las calles de la ciudad extremeña. Las relaciones personales entre ambas, digan lo que digan, son buenas. Sus objetivos, sin embargo, son diferentes. Por convicción y por conveniencia. Nadia Calviño, la «vice» primera, trabaja para el inquilino de la Moncloa, es obediente y se le atribuye una más que buena sintonía con su jefe. Yolanda Díaz, la «vice» segunda, tutelada o no por Pablo Iglesias, intenta liderar un proyecto político más allá de Unidas Podemos, pero en ese mismo espacio radical. Debe también obediencia a Sánchez, mientras siga en el Gobierno, pero con muchos matices y no absoluta. En definitiva, como ya intentó Iglesias y fracasó, su gran reto –y hay quien lo cree posible– es dar la sorpresa del «sorpasso» al PSOE. «El futuro solo depende de nosotros mismos», decía el liberal Popper y Yolanda Díaz, que es todo menos liberal y se reafirma como comunista, en eso estaría de acuerdo con el autor de «La sociedad abierta y sus enemigos», entre los que figuraría ella misma.

Yolanda Díaz ha elegido la derogación de la reforma laboral del PP como su gran bandera, en parte por convicción, pero sobre todo por estrategia. Coloca en ciertos aprietos a Sánchez y al PSOE y se erige como la aparente defensora de los trabajadores, con el aplauso entusiasta de los jefes sindicales Sordo y Álvarez. Nadia Calviño sabe que volver a la normativa laboral anterior a Rajoy es imposible y contraproducente. Además crearía un conflicto con la Unión Europea de la que España espera el maná de los fondos europeos. Sánchez y su «vice» defienden las reformas mínimas que acepten en Bruselas, pero sobre todo intentan evitar que la «vice» Díaz se lleve los méritos de desmontar o intentar desmontar la reforma del PP. La madre de cordero está, no obstante, en el mantenimiento de la primacía del convenio de empresa sobre el sectorial, que es lo que quieren lo sindicatos y quizá parte del aparato de la patronal, aunque los empresarios se rebelarían si sus representantes ceden en ese punto. Al final habrá contrarreforma laboral porque Díaz no soltará la presa y Sánchez no puede permitir que se apunte ese tanto ni aparecer como el que impidió la derogación de la reforma de Rajoy. En ese escenario, todo conduce a una solución lampedusiana: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». Es el Gatopardo laboral, mientras al fondo se escucha la voz de Ana Torroja (Mecano) y el himno «mujer contra mujer».