Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: Hombre en coma

Manel Monteagudo tuvo un accidente en Irak en 1979 con 22 años, cerró los ojos en un hospital de Basora y volvió a la vida en 2014 en España con 58

Notas del once de noviembre, primer anuncio de la Lotería de Navidad, rebaja del crecimiento español según Bruselas y nombramiento de vocales del Tribunal Constitucional. Sospechan que el TC se parece cada día más a la tuna de derecho de Alicante. Será por el negro la vestimenta.

Aparece por aquí un tipo que se llama Manel Monteagudo diciendo en los periódicos que tuvo un accidente en Irak en 1979 con 22 años, cerró los ojos en un hospital de Basora y volvió a la vida en 2014 en España con 58. “No, no, no.   Yo no soy ese viejo”, se dijo mirándose en el espejo después de su larguísimo sueño, pero es lo que nos decimos todos cada mañana sin necesidad de visitar el umbral de la muerte.

No casa con la idea de que haya pasado treinta y cinco años en coma que ande mejor que Pedro Sánchez. Con el tiempo quizás aprendamos que, en este tiempo, tuvo dos hijos y un perrillo llamado ‘Toby’ que como él, se hacía el muerto. Acaso vio la tarde de Jose Tomás en Nimes, saltó en paracaídas, tuvo dos amantes más jóvenes que él y bajó de cuatro horas la maratón. En realidad, sospechan que ni siquiera se llama Manuel Monteagudo, pero cuánta gente habrá por ahí que se llama de otra manera. A veces creo que Pedro Sánchez en realidad se llama Cristóbal Torremocha y es un taxista ludópata de Prenafeta, (Tarragona).

La mediana edad es un estado vegetativo. Un hombre feliz es un hombre en coma. La vida pasa como un resbalón en la ducha. Tú cierras los ojos cuando el primer beso a aquella chica a la puerta de la discoteca y de pronto han pasado quince años, madrugas los domingos y tienes con ella tres hijos, dos coches y una hipoteca. Sientes que tú no eres aquel, pero ella sí, entonces un día en el desayuno le dices: “Cariño, estás más guapa que nunca” y ella te responde que qué tonto eres, pero tú lo decías en serio.  Volver del coma le puede ocurrir a cualquiera. El PSOE se durmió en 2016 con Sanchez dimitiendo de secretario general y se despertó pactando con Bildu para mantener viva la legislatura. No tenemos una vida. Tenemos media docena.

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