Pedro Sánchez
Rebajemos expectativas
Pedro Sánchez destilaba un optimismo excesivo este miércoles en el Congreso, sacando pecho de su gestión, generando expectativas a una sociedad descreída
Esta que te escribe esperaba un anuncio de la Lotería de Navidad más luminoso, más redondo -no ha habido suerte-, pensaba que lo peor de este 2021 ya lo habíamos pasado, gracias al elevado porcentaje de población vacunada del coronavirus, pero ahora mismo ya no me atrevo a poner la mano en el fuego. Poco a poco, volvemos a percibir un inquietante aumento de casos en todas las Comunidades. Se nos empieza a sugerir que quizá haya que volver a ciertas restricciones estas navidades, mientras nuestros vecinos europeos -los alemanes, los franceses, los belgas, los holandeses- se llevan las manos a la cabeza, impotentes, ante una nueva oleada de casos en sus respectivos territorios. Con el volcán ha ocurrido tres cuartos de lo mismo. Empezamos la semana con los ánimos altos, mirando a La Palma. Parecía que el monstruo empezaba a apagarse lentamente pero, mira tú por dónde, la Naturaleza ha vuelto a sorprendernos. Regresa esa sismicidad intensa que augura terremotos de mayor magnitud, mientras una colada de lava se reactiva por sorpresa y se empeña en remodelar el paisaje de la isla. La playa de Los Guirres, engullida por el magma, es la imagen simbólica de la incertidumbre. Cuanto más terreno le gana la fajana al mar, más se achican las esperanzas de los palmeros, ansiosos de que acabe esta pesadilla. De nuestra economía, qué te voy a contar que no sepas. Pedro Sánchez destilaba un optimismo excesivo este miércoles en el Congreso, sacando pecho de su gestión, generando expectativas a una sociedad descreída. El problema del presidente es que los españoles ya le conocemos. Su talón de Aquiles lo resumió en pocas palabras Isabel Díaz Ayuso, en El Hormiguero: “Es una persona muy segura de sí misma, pero sabes que te está mintiendo”. El último organismo en corregir a la baja las previsiones de crecimiento de su Gobierno, la Comisión Europea. Bruselas nos pide reformas para concedernos unos fondos que, inevitablemente, se traducen en más impuestos para el ciudadano de a pie, ahogado ya con las facturas de la luz, del combustible, de la cesta de la compra. A Sánchez, por mucho optimismo que nos traslade, no le queda otra alternativa que colisionar las veces que haga falta con su socio morado, si quiere recibir el maná europeo de la salvación. El PSOE necesita a Podemos para sobrevivir en La Moncloa, pero sabe que cualquier reforma viable para la Unión Europea será inaceptable para los de Yolanda Díaz. En este contexto complejísimo va navegando el presidente del Gobierno, intentando agotar la legislatura, con su Manual de la Resistencia en mano. Ayer mismo salió adelante otra demanda de Bruselas, la renovación de los órganos constitucionales, y volvió a quedar patente la división en el seno del propio Ejecutivo. Visto lo visto, mejor rebajar nuestras expectativas. Aún queda año, y sorpresas.
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