Política

Comunicar

Cuando confiesan su impotencia comunicadora, nos trasmiten desasosiego a quienes los miramos desde abajo

A pesar de que, después de las Navidades, me encuentro en peor estado que la tarjeta del teléfono de Dina Bousselham (tranquilidad, madre: no es Covid, sino colesterol), consigo a duras penas plantearme algunas cuestiones inquietantes. Verbigracia: cuando los que ostentan el poder dicen: «Lo hacemos de maravilla, insuperablemente bien, pero no sabemos comunicarlo», una se queda estupefacta, con las cejas despatarradas y el pulso desordenado. Porque, o sea, tienen miles de asesores y cargos de confianza, millones de funcionarios que obedecen órdenes «de arriba», miles de millones de presupuesto que precisamente se pueden salir del presupuesto de manera «excepcional» y, sin embargo…, «no comunican bien». Una lástima. Porque los jefes, jefas y jefos, incluso entre los gobernantes (sobre todo ellos), deberían saber trasmitir a sus subordinados (a los súbditos que constituimos la masa informe) la sensación de que están explotando todo su potencial tributario pero sin explotarlos y mucho menos parecer explotadores. De modo que, cuando confiesan su impotencia comunicadora, nos trasmiten desasosiego a quienes los miramos desde abajo. Y además…, ya me dirán si tuviesen entonces que arreglárselas por su cuenta, como hacemos los quintacolumnistas con nosotros mismos. Ya me contarán qué pasaría si los mandamases se viesen obligados a apañarse con una búsqueda temática en DuckDuckGo y un corta y pega de las ideas ajenas, aderezado con un abuso aleatorio de los pronombres personales al hablar. Lo cual, que yo más bien creo que de la proposición (suponiendo que lo fuera): «Lo hacemos de maravilla, pero no sabemos comunicarlo», o bien falla la primera parte porque no sea cierta (lo hacemos de maravilla), o la segunda (pero no sabemos comunicarlo), o las dos. En este último caso «no» lo harían de maravilla pero «sí» lo comunicarían bien, así que por eso todos nos enteramos de que «no» lo hacen de maravilla. ¡Pero qué voy a saber yo de estas cosas! Si incluso los Reyes Magos me han traído carbón. Y mira que yo les pedí claramente en mi carta que, si eso, me trajesen alguna energía renovable.