Elecciones Castilla y León

Sánchez e Iglesias en campaña

«El PSOE no lo tiene fácil, porque un gobierno de coalición con Podemos sería una catástrofe para Castilla y León»

El líder de Podemos en la sombra, Pablo Iglesias, ha decidido trasladar su papel de Inquisidor General de la izquierda populista a la campaña electoral de Castilla y León. Es una lástima que no eligiera Torquemada o Valladolid, las poblaciones donde se cree que nació su predecesor, el dominico Tomás, o Ávila, donde falleció. Es bueno hacer justicia a su nueva profesión. Sus soflamas diarias muestran el carácter desmedido del personaje y su falta de rigor y objetividad. En ocasiones resulta incluso divertido, aunque generalmente produce vergüenza ajena. Es una lástima que haya dilapidado su caudal convirtiéndose en una versión cañí de los telepredicadores estadounidenses. El candidato del PP debería agradecer su ayuda, porque moviliza el voto del centro derecha. El tema que eligió para su charla fue la «Corrupción política y la propaganda institucional». Como buen populista defensor de Maduro y los hermanos Castro, así como heredero intelectual del comunismo soviético es un gran experto en la materia. Los comunistas han saqueado todas las naciones que han gobernado. Es algo consustancial a su forma de actuar y han sido maestros en la manipulación y la propaganda, aunque con gran talento artístico.

Iglesias podría haber sido un renovador de la izquierda, pero no iba con su carácter. No creo que su plúmbea intervención, al menos no hace como Castro que dedicaba horas y horas a sus discursos, haya aportado ninguna luz salvo los tópicos habituales de los podemitas contra el centro derecha. Es bueno que se entretenga ejerciendo de inquisidor sin credibilidad que incordiando en el consejo de ministros. Otra irrupción estelar fue la de Sánchez, que no se prodiga demasiado en esta campaña porque las encuestas favorecen al PP, con la excepción del CIS de Tezanos. Es lo mismo que hizo en Madrid cuando tuvo claro que Ayuso iba a arrasar y prefirió ponerse de perfil, aunque luego recompensó a Gabilondo nombrándole Defensor del Pueblo. El PSOE no lo tiene fácil, porque un gobierno de coalición con Podemos sería una catástrofe para Castilla y León. Los camaradas de Iglesias no son, precisamente, un incentivo para votar a Tudanca sabiendo que estaría en sus manos y se repetiría el mismo esquema caótico y populista que sufre Sánchez en el gobierno de España.