Política

El descrédito de la política

No todo vale en esta vida, a cambio del apoyo de BILDU

Sin novedades destacables en el frente ucraniano. No news, good news. Ahí fuera, continúa el despliegue diplomático internacional para evitar una guerra de grandes dimensiones en Ucrania. Y no parece que vaya a llegar la sangre al río, por la cuenta que les trae a unos y a otros. Mientras los españoles intentamos recuperarnos del pánico bélico, resulta que vuelve a salirnos ese grano molesto, ya conocido, llamado Andrés Manuel López Obrador. Su retórica indigna, por cansina y populista. Pero poco más, afortunadamente. El presidente mejicano, nieto de españoles cántabros –parece mentira–, se ganó a pulso el descrédito después de que, en marzo de 2019, se le ocurriera enviar una carta peregrina a Felipe VI, exigiendo que se disculpara por la Conquista. ¡Aquello fue muy esperpéntico! Su manera de gobernar y su discurso anacrónico dan pena, no miedo. Cada dos por tres, señala a nuestros empresarios para no hablar de lo que verdaderamente importa a los mejicanos: la inseguridad extrema, la pésima gestión del país durante la pandemia, el sometimiento a los narcos, la corrupción galopante, el éxodo de sus grandes fortunas a países más seguros y democráticos. Él sabrá, su sectarismo no tiene recorrido, su pueblo le ha calado. Y nuestros políticos, esos «invasores españoles», no están ahora para prestarle atención.

Aquí, la clase política española de todos los colores despliega su artillería, a lo largo y ancho de Castilla y León, en busca del voto. Sin duda, las elecciones del domingo desvelarán el estado emocional de esta España ya, de entrada, desencantada y en fase de recuperación lenta. Será interesantísimo asistir al veredicto de las urnas, que puede tener un sinfín de consecuencias colaterales.

Y habrá que observar también la repercusión que tenga, entre esos votantes castellanoleoneses, el último escándalo que se ha colado en campaña. Uno más de los que acumula el Ministerio del Interior y su titular, Grande Marlaska, permanentemente en la picota. Ya conocíamos los continuos traslados de etarras a prisiones vascas, algunos con informes contrarios de las juntas de tratamiento de las prisiones. Ya estábamos al tanto de las escasas reuniones del ministro con las víctimas de ETA. Pero el último informe de la Guardia Civil que ha trascendido, confirmando la «línea directa» entre Interior y el entorno de la banda terrorista, sonroja por su explícito contenido. Basta leer determinados mensajes de whatsapp para llevarse las manos a la cabeza. No todo vale en esta vida, a cambio del apoyo de BILDU. Esos abogados de ETA, constatando el trato especial a los suyos en las cárceles... Ese segundo grado a un etarra «para irse a casa y disfrutar un poco de la vida», cosa que no pueden contar las víctimas, revuelve el estómago. Y debería traducirse, como mínimo, en una comparecencia urgente de Marlaska. Mientras te escribo, el ministro sigue en silencio. ¿Hasta cuándo?