Opinión

Nueva etapa en el PP

No sería la primera vez que los sondeos se estrellan, pero cuando muestran unanimidad en la tendencia de voto, lo normal es que acierten. Excepción hecha del CIS, en el que el tarot de Tezanos da la victoria al PSOE, la docena de encuestas que se han publicado en las últimas semanas sobre las elecciones en Castilla y León, reflejan una caída en la intención de voto del PP en favor de Vox. Pero eso no significa que esté en juego el gobierno autonómico, sino que los populares no van a poder gobernar en solitario porque van a estar más o menos lejos, según la encuesta que se mire, de la mayoría absoluta.

Objetivamente no hay condiciones para que el PP pierda la hegemonía en Castilla y León. Tiene un partido poderoso, con tentáculos hasta en el último rincón y la sociedad castellana suele tener un voto conservador. Por eso, lo más probable es que el gobierno siga presidido por Mañueco y que lo que cambie sea el color de su socio, de naranja a uno verde Vox.

Otra cosa es la batalla de las expectativas. Mañueco, en connivencia con Génova, convocó elecciones con el objetivo de repetir el fenómeno Ayuso. Casado se frotaba las manos, con mayoría absoluta el 13F, mataba dos pájaros de un tiro: anulaba a la madrileña, que se desdibujaría como lideresa nacional y ganaba un asalto en su combate particular con Sánchez. Pero, si los sondeos aciertan, habrá fracasado porque no hacían falta esas alforjas para ese viaje. Movilizar al partido a unas elecciones para no ganar nada nuevo es un despilfarro y, además, le va a costar convencer a Moreno Bonilla de que en Andalucía va a arrasar con el adelanto. Los dirigentes del PP empezarán a mirar de reojo a su líder porque le harán responsable de que, con todo lo que le está cayendo al gobierno, no consigan victorias claras en los territorios.

Casado no ha contado con Díaz Ayuso en la campaña castellano-leonesa y se ha equivocado. Ha querido ganar arrasando como ella pero sin ella. Si, finalmente, le sale mal, habrá fracasado en solitario porque la madrileña no será partícipe del resultado. La ambición de Ayuso es muy grande a estas alturas y el ego de Miguel Ángel Rodríguez no cabe en la Puerta del Sol. El próximo lunes empieza una nueva etapa en PP, quizá no la que quería Casado.