Guerra en Ucrania

Hay guerras malas y otras peores y todas repugnantes

La gran pregunta es ¿hasta dónde quiere llegar Putin?, porque nadie parece dispuesto o capaz de pararlo

Mencio, también conocido como Mengzi (372-289 A.C.), ha pasado a la historia como uno de los grandes filósofos del confucionismo. Hace 2.300 años ya dejó escrito en el llamado libro de Meng-tse que «no existen guerras justas; unas son malas y otras peores». El semanario británico The Economist añade ahora, además, que la embestida de Putin contra Ucrania «es repugnante». Más allá de las calificaciones morales, la guerra del nuevo zar de sangre roja de todas las Rusias puede abocar al mundo a una segunda recesión económica en poco más de tres años.

La primera consecuencia de la guerra de Putin fue un batacazo de las bolsas europeas, neutralizado por un repunte similar al día siguiente, una vez que los mercados entendieron que las sanciones económicas a Rusia no son muy draconianas y después de que el dictador ruso dijera que quería «negociar» algo en Ucrania. Estados Unidos –Biden– y el Reino Unido –Johnson, «manda carallo», que diría el gallego– planteaban algo más duro, como expulsar a Rusia del sistema de mensajería financiera Swift, pero la Unión Europea no se ha atrevido, como quizá calculó el «señor» del Kremlin. Las bolsas, en cualquier caso, han entrado en una fase de incertidumbre y volatilidad. Además, la guerra de Ucrania, que debería haber sido evitada, provocará un empobrecimiento general derivado, sobre todo, del encarecimiento de las materias primas. El gas y el petróleo se dispararon al alza en cuanto se conoció el primer movimiento militar. Los cuellos de botella de los suministros, que empezaban a despejarse se atascarán otra vez y los precios de los alimentos subirán. Luego llegará la inflación, que puede convertirse en «estanflación», estancamiento económico con inflación. El mayor impacto económico –diez veces mayor que Estados Unidos, según Oxford Economics– lo sufrirá Rusia, pero eso no debe importarle a Putin que sin duda piensa que «la política siempre supera a la economía», como apunta Jonathan Guthrie, jefe de la columna Lex del Financial Times. España depende menos del gas ruso que otros países, como Alemania. Sin embargo, la crisis le pilla sin culminar la recuperación post-pandemia, con muchos deberes todavía pendientes y con el fantasma de la inflación más amenazante que en otros lugares. No obstante, ahora, la gran pregunta es ¿hasta dónde quiere llegar Putin?, porque nadie parece dispuesto o capaz de pararlo, por mucho que esta guerra sea repugnante, además de mala o peor, como dijo el filósofo Mencio.