Opinión

La calle le queda lejos a Podemos

Sánchez se comporta como un piloto de pruebas, que llevan el vehículo a situaciones comprometidas para observar la reacción de la máquina más allá de las simulaciones teóricas. El coche que está probando el líder socialista es el gobierno de coalición al que está sometiendo a un auténtico test de estrés.

Durante la legislatura, los socios de gobierno han protagonizado numerosas escaramuzas que van desde la aparición de Iglesias en un Consejo de Ministros al inicio de la pandemia, abandonando transitoriamente su aislamiento por cuarentena hasta la crisis en el seno del ejecutivo en torno a la reforma laboral. Los encontronazos y discrepancias entre PSOE y Podemos han caracterizado la legislatura.

Pero Sánchez ha pisado el acelerador en los últimos días. El envío de armas a Ucrania y el viraje en la posición respecto al Sáhara dejan a Podemos en una situación difícil ante los suyos. Pero no es lo que más daño le puede hacer con sus votantes. Los morados han justificado que su entrada en un gobierno de coalición con el PSOE, era para garantizar el gasto social y promover políticas de derechos civiles. Sin embargo, el aumento considerable del gasto en armamento que ha iniciado el ministerio de defensa por razones obvias, genera una contradicción en los podemistas, porque eso significa una disminución en gasto social y una decepción entre los que les dieron su confianza.

Por otra parte, la movilización de transportistas y agricultores es la punta del iceberg y les ha pasado por encima. Les preocupa la posible capitalización del descontento por la extrema derecha. Saben, mejor que nadie, que el malestar social es como un depósito lleno de gasolina, una chispa lo puede hacer saltar por los aires.

De momento, los sindicatos de clase intentan orientar las reivindicaciones y el pinchazo de Vox el fin de semana indica que es un movimiento sin una dirección clara aun. En todo caso, a Podemos, la calle le queda muy lejos. Han sufrido el síndrome de los despachos enmoquetados.

Los morados no se encuentran cómodos en el gobierno, pero fuera tampoco. Les viene bien que la legislatura se agote, pero eso implica más disputas internas y un mayor desangre en votos.

El PSOE no se ha llevado los electores podemistas porque Sánchez no convence más de lo que lo hacen Iglesias o Yolanda Díaz. Por tanto, lo que ha erosionado a Podemos son sus carteras en el Consejo de Ministros.