Alberto Núñez Feijóo

El poder de Feijóo

Feijóo se ha afanado en el mensaje del giro a la moderación y ha calado. De su discurso en el congreso del PP ha trascendido poco más que su posición política está alejada de Vox. De sus primeras decisiones, que ha recuperado a personas que tuvieron responsabilidades en otro momento.

Realmente, son los dos mensajes más eficaces que podía emitir. Una posición más centrista del PP puede hacer daño al PSOE en aquellos sectores de voto que nunca han visto con agrado ni el gobierno con Podemos ni mucho menos los apoyos del independentismo.

El desastre del ejecutivo de coalición, del que se conocen más sus desavenencias que sus puntos de encuentro, obliga a los socialistas a lidiar con una alternativa a la política de enfrentamiento entre bloques.

Una de las primeras iniciativas de Feijóo será, con toda probabilidad, proponer a Sánchez que gobierne la lista más votada. Es una manera de situar al líder socialista contra las cuerdas porque el argumento de que encontrar acuerdos de Estado con el PP es inviable, se ve debilitado. Además, la situación económica exige el entendimiento entre los dos grandes partidos.

Pero, el mar de fondo es aun más peligroso para el PSOE. Desde el año 2011 se viene gestando en la política española una especie de enmienda a la totalidad al pacto constitucional y a los consensos sobre los que se edificó la arquitectura de la transición.

La nueva generación de políticos emergió dando un carpetazo a las últimas décadas. Se rompieron algunos límites, como la moción de censura de un partido que no había ganado las elecciones, que el independentismo catalán fuese la fuerza bisagra en las votaciones importantes o que se normalice que la extrema derecha alcance el poder en base a la suma de sus votos.

El experimento ha tenido como resultado que tres de los cuatro líderes que han sido protagonistas de los nuevos tiempos, Rivera, Iglesias y Casado, estén fuera de la política.

Solo queda Sánchez al que el refugio de Moncloa le permite resistir a pesar de que cada día es más latente el desencanto tanto en la izquierda social como en la derecha.

Si Feijóo, como cabe esperar, se esfuerza en anteponer un modelo que sea percibido como el abandono de la confrontación, al PSOE no le quedará más remedio que cambiar su estrategia, incluyendo los equipos que lo lideran en este momento.