Política

No me fío

Habrá que crear un CNI que espíe al CNI y así hasta el infinito, pequeños átomos espías que se olfateen y se enamoren como en una de Pixar

No es que antes del episodio de los espías me fiara de un Gobierno, y de su presidente,que viene y va como las golondrinas, dicho a la manera de Manuel Alejandro en fraseo de Raphael, pero ahora, después de la respuesta al independentismo por el asunto «Pegasus» no puedo más que taparme los oídos no vaya a ser que la sirenas de Moncloa me atraigan al lugar que no debo. Aquí nadie puede fiarse de nadie porque cualquier episodio del espía que me achuchó acaba como en una de Tarantino, todos se apuntan entre sí, y a ver quién tiene huevos de apretar primero el gatillo y sobrevivir en la balacera eterna que es la melancolía.

El Gobierno no se fía de sus socios, los socios no se fían del Gobierno y los españoles, si juntamos a los que se sienten españoles y a los que no, tampoco se fían, es más, no debemos fiarnos ni de Pedro Sánchez, convertido en un 007 con licencia para meter la pata, ni de Pere Aragonès, un Anacleto venido a más, que atraviesa el desierto adonde le ha mandado Putin con un poco de agua y el zapatófono que desechó la KGB. Rusia también vendió material adulterado, como las mascarillas pero en ideología portátil, con Assange hablando en pantallas gigantes al estilo del Gran Hermano pero guardándose el «edredoning» con Pamela Anderson solo para los invitados vip.

Cómo podemos estar tranquilos si a la fosa de los secretos oficiales se asoman señoros tan de dar su palabra como los de Bildu. Habrá que crear un CNI que espíe al CNI y así hasta el infinito, pequeños átomos espías que se olfateen y se enamoren como en una de Pixar. Si Otegi va a saber. Si Junqueras va a saber. Si todos son conocedores de los secretos, habrá que cambiar la palabra o su significado pues lo que saben todos no es un secreto menos para el cornudo/a que suele enterarse el último. Es como la moda de las comidas secretas, que se hacen a las vista de todos y luego Raúl del Pozo va y lo casca. No fiarse de la sombra de uno mismo, incluso de la mía, que por ser corta la alcanzo pronto.