Nadia Calviño

Nadia: ¿con qué mataban vuestros socios de ETA?

Manda bemoles que quienes demonizan a los verdes, empezando por el presidente y terminando por una Calviño que está arruinando España, sean quienes tienen un pacto de legislatura con ETA

La chorradita de «la extrema derecha» ideada por Iván Redondo ya no da más de sí. Si bien es cierto que si convirtiéramos en euros las veces que ha salido el término de marras del buche de podemitas, golpistas, etarras, socialistas y periodistas de cámara se podría pagar parte de esa elefantiásica deuda pública del 120% del PIB que Sánchez está dejando a nuestros nietos. El problema que tienen es que no se la cree ni Dios por mucho que la hayan repetido goebbelsianamente mil veces. Cuando el españolito común escucha el mantra de la «extrema derecha» imagina a unos skinheads que van por la calle apaleando a personas de raza negra, musulmanes y homosexuales. Un partido al que todas las encuestas otorgan más 75 escaños, al que votarán 5 millones de almas como mínimo, no puede ser muy extremo, entre otras razones, porque en España no hay 5 millones de ultras. El nada sospechoso a este respecto Julio Anguita lo dejó clarísimo antes de morir: «Vox no es un partido fascista». Muy de derechas, derecha conservadora para ser exactos, sí; ultraderecha, no. El Partido Socialista demoniza 24/7 a Vox con la cantosa intención de meter el miedo en el cuerpo a los populares para que ni se les ocurra pactar con ellos.

El tiro de la primera intentona les salió por la culata en Castilla y León: Mañueco no se dejó intimidar por nada ni por nadie y cerró su Gobierno con el prometedor García-Gallardo abriendo la puerta a lo que va a ser más la regla que la excepción. Ahora que se acerca el apocalipsis sociata en las andaluzas no les queda otra que desviar la atención lanzando mierda contra Vox. Hay quien sostiene que esta táctica de alzaprimar el protagonismo de los de Abascal tiene como objetivo trasladar el voto de derechas a esta formación para erosionar al PP, vamos, lo mismo pero al revés de lo que hizo Soraya con los tontos útiles de Podemos para impedir el regreso del PSOE a Moncloa. No les veo yo tan listos ni tan maquiavélicos.

Esta semana hemos vivido dos episodios, a cual más indignante. El primero fue la alcaldada-golfada socialista en Salobreña al denegar el empadronamiento de Macarena Olona. El ridículo que hizo la primera edil fue de los que hacen época: le desmintió su propia Policía Local y posteriormente la Junta Electoral, que dio por buena la condición de vecina de la mejor parlamentaria de España. Ojalá condenen por prevaricación a la tal María Eugenia Rufino por intentar tumbar antes de tiempo y fuera de las urnas a la presidenciable de Vox. No habían transcurrido ni 24 horas cuando Nadia Calviño vinculó la matanza de 19 niños y 2 profesoras en Texas con Vox porque hace no sé cuánto tiempo Abascal defendió el derecho de cualquier ciudadano a portar armas. El presidente de Vox estuvo soberbio anteayer en el Parlamento cuando Sánchez estiró la polémica: «Aquí el único partido que ha sacado un arma en este hemiciclo es el Socialista de la mano de Indalecio Prieto [en 1934]».

Manda bemoles que quienes demonizan a los verdes, empezando por el presidente y terminando por una Calviño que está arruinando España, sean quienes tienen un pacto de legislatura con ETA. Los que sí empleaban armas y a base de bien, vicepresidenta, son vuestros socios de Bildu, empezando por Otegi y terminando por el jefe de la banda, David Pla. Concluyo con dos preguntas: ¿qué te parece moralmente mejor, ETA o Vox? ¿Con qué mataron vuestros socios a 856 compatriotas? Espero, ansioso, tu respuesta.