Podemos

Postureo

Ya hace tiempo que por coherencia Podemos debería haberse ido del Gobierno

El equipazo de Pedro Sánchez sigue haciendo aguas más allá del límite de la disidencia. Se supone que en un gobierno de coalición los diferentes puntos de vista, eso que en política llaman con una osadía lingüística aterradora «distintas sensibilidades», se expresan y manifiestan con la normalidad de los desacuerdos entre amigos. Pero la coalición, o al menos un acuerdo sensato de gobierno, implica un compromiso, supongo que no escrito, de responsabilidad institucional que obliga a que esas diferencias o bien se sustancien en el Consejo de Ministros o bien no se expresen en términos de ofensa particular o negativa cerrada ante las posiciones del aliado. Jamás en la coalición que gobierna España se ha dado nada parecido. Podemos, que prácticamente sólo aprueba las políticas que gestiona y decide, lleva planteando órdagos a las políticas de Estado desde que está en el Gobierno. Lo hace de una manera tan constante e inagotable que hemos llegado a normalizar esa actitud, y no son pocos quienes, no sólo desde posiciones de izquierdas, dan por bueno ese cuestionarse todo. El no va más se alcanzó el lunes cuando desde Podemos se acusó de prevaricación al Gobierno por la concesión de la organización de la cumbre en junio de la Alianza Atlántica. Un portavoz de este partido afirmó que el gobierno del que forma había otorgado a dedo los 35 millones de ese evento. Con un par. Pudiera ser que el diputado del partido de Iglesias y Montero ignorase que se trata de una decisión del Consejo de Ministros aprobada por su propio partido. No me extrañaría dado el desconocimiento de la política real y el funcionamiento institucional del que hacen gala sin ningún pudor. Pero me malicio que en este caso se trata más bien de un irresponsable brindis al sol mirando a las elecciones en Andalucía. Está tan canina la izquierda de la izquierda ante esa cita electoral que son capaces hasta de tirarse piedras a sí mismos con tal de seguir atrayendo la atención de su público tradicional. Luego vino Yolanda Díaz a corregir a su compañero aclarando que eso era una falsedad y recordándole que el Consejo de Ministros toma sus decisiones de manera colegiada.

Pero la propia Yolanda Díaz había decidido en la víspera no acudir a los actos de celebración del cuarenta aniversario de la incorporación de España a la OTAN. Dice que tenía médico. Su compañero, el de la prevaricación, había dicho el día anterior que no fueron las ministras de Podemos porque lo de la OTAN les parece fatal, y que la defensa del continente no se tiene que hacer con militares, sino con políticas sociales.

Ya hace tiempo que por coherencia Podemos debería haberse ido del Gobierno, más aún cuando en los últimos tiempos se ha quebrado su alma pacifista con políticas tan intolerables como las armas a Ucrania o el compromiso de aumentar los gastos militares, o su alma solidaria con la nueva política de acercamiento a Marruecos.

No se van porque sin el alimento del Gobierno no tienen sustento político alguno, morirían de inanición. Por fortuna para este país y para el propio Sánchez, hábil para limitar los daños que provocan la impertinente inoportunidad de sus socios, hacen poco y mandan menos. Mucho ruido, poca consistencia y, en palabras del propio presidente, postureo «testimonial».