Videojuegos

Videojuegos en menores

Las personas adictas suelen tener unas circunstancias especiales que les hacen más vulnerables

A principios del 2009, publiqué aquí, en mi periódico, un artículo de opinión sobre este asunto. Me basaba en mi experiencia con mi hijo de once años por aquel entonces. Y sí, criticaba duramente la filosofía de la mayoría, y recalcaba mayoría, de los videojuegos. Veía en ellos que subyacía una tremenda competitividad, cuando no violencia pura y dura: enemigos a los que hay que liquidar, rivales a hundir…. Todo esto aderezado con sonidos aturdidores, dibujos atrayentes y premios por los puntos conseguidos.

Aquel artículo provocó una campaña contra mi persona exacerbada. Los jugones tomaron mis palabras como ejemplo de lo que ellos consideraban una falta de respeto global a su forma de divertirse, a casi una forma de vida, y llenaron las redes de insultos, dibujos de mi rostro ridiculizado, amenazas… En fin, aquello que recuerdo como una pesadilla, todavía se puede encontrar en internet. Hoy la OMS en su lista actualizada, incluye la adicción de los videojuegos en el apartado de trastornos mentales. Hoy los psicólogos tratan a niños y adolescentes, en su mayoría varones, enganchados a estas prácticas hasta tal punto que muestran conductas disruptivas, aislamiento social y familiar, falta de control, depresiones.

En fin, todo aquello que producen los juegos en mayores también, pero que en niños es más cruel. Es cierto que normalmente las personas adictas suelen tener unas circunstancias especiales que les hacen más vulnerables. Pero los críos son vulnerables siempre, y tenemos la responsabilidad de protegerlos de esos instrumentos que les apartan de la realidad durante horas, que les pueden hacer tanto daño. La industria de los videojuegos es gigante en mover dinero e incondicionales. Los jugadores adultos tienen sus clubs, sus blogs, su mundo virtual interconectado, y saltan a debatir ferozmente cuando se les cuestiona. Yo sigo pensando que la filosofía de la mayor parte de estos juegos es machista y agresiva. Los mayores sabrán. Pero a los niños y adolescentes hay que educarlos en la empatía y la paz. Y eso es cosa de todos.