Política

El asalto al poder del PSOE

«No parece probable que semejante desguace pueda quedar impune»

No me gusta, pero tengo muy claro que el PSOE sabe asaltar el poder y lo hace de forma inmisericorde. No deja heridos. Lo estamos viendo estos días con operaciones tan demoledoras como la destitución del presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE), el asalto al Tribunal Constitucional y el control de una empresa estratégica como Indra y la expulsión de los consejeros independientes así como la incorporación en el accionariado del poderoso empresario de los medios de comunicación amigo de Miguel Barroso. Al final, todo obedece a un plan maestro que se ha repetido siempre que han gobernado los socialistas. Las instituciones tienen que estar al servicio de los intereses del partido y han de servir de agencia de colocación de amigos y empresarios afines. En este tipo de prácticas, los dirigentes del PP siempre han sido unos aprendices poco avispados. Hasta consiguen el «éxito» de nombrar a personas que consideran afines, pero que cuando llega la hora de la verdad aducen que están allí por sus méritos. En el caso de Indra no me tomo en serio las teorías conspiranoicas sobre el sistema electrónico electoral, porque las razones de la operación son más simples.

Había que colocar a un amiguete en la presidencia y lo hicieron, pero lo que hay de fondo es recompensar con una auténtica «joya» al patrocinado de Barroso que tan buenos servicios presta al Gobierno. Conforme iba avanzando la operación mediática diseñada por el visitador de La Moncloa tenía claro que en algún momento aparecería la contraprestación. No han tardado mucho en identificar el «regalo». Es verdad que la zafiedad del asalto me ha sorprendido, no sé si es cosa de la edad o de la sensación de impunidad, porque es una cotizada y la salida de los independientes en tromba es algo nunca visto. No parece probable que semejante desguace pueda quedar impune a pesar del poder mediático desplegado para blanquear la operación. Con respecto al INE hay que reconocer que se superan. Es fácil detectar a los malos economistas, porque les gusta ejercer de trileros con los datos. Al Gobierno no le gustan las cifras y ha decidido hacer como en el CIS para mostrar que la economía va mejor de lo que publicaba un INE independiente. Lo único que conseguirá es el desprestigio de la institución.