Opinión

La dimisión de Johnson y la alegría de Yolanda Díaz

La noticia del día, pese a ser esperada, ha sido la dimisión de Boris Johnson como Primer Ministro de S.M. la Reina Isabel II. Hace pocas semanas el Reino Unido conmemoraba las bodas de platino de su majestad, mientras que Johnson apenas ha superado los mil días en el cargo, prácticamente el mismo número que su antecesora Theresa May, que también se vio obligada a dimitir, sucediendo a David Cameron, que a su vez había hecho lo propio.

Todos ellos tienen el Brexit como hilo conductor en sus biografías políticas; Johnson a favor y los otros dos en contra, y parecería que les acompaña una suerte de maldición «Brexiana». Es un claro contraste con nuestro país, donde no se conjuga con frecuencia el verbo dimitir; de hecho, ahora parece que lo que procede es asegurar lo contrario. Con las conocidas y reiteradas desavenencias entre los socios de la coalición, lo primero que aseguran los protagonistas es que «el Gobierno goza de buena salud, es fuerte, y estable», así que de eso, nada.

Sánchez fue dimitido de la Secretaría General de su partido en un tormentoso Comité Federal y, una vez recuperada, blindó la organización socialista modificando los estatutos para que nunca más pudiera repetirse una situación similar con él. Así que en España es impensable un escenario como el vivido en el Reino Unido, porque, además, nuestros diputados carecen de la fuerza política ante su partido que la ley electoral otorga a los británicos, que son elegidos por distritos uninominales. Hace escasas fechas Johnson aseguraba que Putin «caería pronto» y de momento el que ha caído es él.

Hoy es noticia también, aunque solo a nivel local, que finalmente y tras un dilatado «proceso de escucha», la designada sucesora por Pablo Iglesias y vicepresidenta Yolanda Díaz, alumbra su plataforma política «Sumar». Resulta curioso que no parece querer sumar apoyos, cuando sus socias podemitas dirigentes mayoritarias en la coalición de UP han sido invitadas precisamente a no asistir. Aunque el reclamo de su proyecto no es menos llamativo, al afirmar que «ha elegido la fecha en la semana del orgullo porque quiere un país así: alegre, diverso e inclusivo».

No está acreditado que para ser alegre necesariamente haya que pertenecer al citado colectivo, ni que el país esté para excesivas alegrías con las previsiones económicas que se anuncian para el otoño, pero Yolanda Díaz quiere sumar votos alegres a la izquierda de Sánchez para compensar sus pérdidas. Las dimisiones, para otros; para nosotros, no. Ella quiere alegría diversa e inclusiva con Sánchez.