Política

La dimisión de Lastra, rojo y negro y el lenguaje de madera

Sánchez se ha despedido de Lastra con ese «lenguaje de madera» de los políticos, con el que todos dicen lo mismo

Stendhal, pseudónimo de Henry Beyle (1783-1847), el autor de «Rojo y negro», quizá porque fue uno de los precursores del realismo frente al romanticismo, tenía claro que «en todos los partidos, cuanta más inteligencia tiene un hombre, menos pertenece a su partido». Pedro Sánchez podría encajar en la perspectiva del escritor –tiene bastante más que algo del protagonista de «Rojo y negro»– porque, desde luego, él no pertenece al PSOE, sino que el PSOE le pertenece al ahora inquilino de La Moncloa. Sin matices, como la dimisión de Adriana Lastra que siempre quiso estar muy en el PSOE. Hay varias claves en el adiós de la vicesecretaria general y que demuestran quién manda. El día después del batacazo en Andalucía, Sánchez ya tenía un plan que pondrá en marcha poco a poco. Ahora le ha dicho a la número dos del partido que no contaba con ella y Lastra ha optado por una retirada adornada por su situación, sin llegar al extremo de que «la renuncia es el heroísmo de la mediocridad», como pensaba la poeta protofeminista Natalie Clifford Barney (1876-1972), que quizá no figure entre las lecturas habituales de la defenestrada. La fría despedida en twitter de Sánchez da pistas. Ella tuvo mucho que ver en la crisis de Gobierno de hace un año. Enredó contra todos y pensó que Félix Bolaños sería su caballo de Troya para influir en Moncloa, que ahora se queda solo y que su sintonía con Sánchez ya no es la que era.

El plan de Sánchez el día después de Andalucía incluía cambios en el partido, quizá en las portavocías parlamentarias y en el Gobierno. Faltaba el calendario y ha empezado por Lastra. Es posible que haya otros cambios en el PSOE antes de las vacaciones. Luego, ya en septiembre, le tocaría el turno al Gobierno, en donde habría una remodelación profunda, aunque no hay nada decidido sobre los nombres. El presidente tiene el reto de combinar la nueva vuelta de tuerca a la izquierda con la necesidad de recuperar medio millón de votos que se habrían ido al PP. Todo en un entorno de «fuerte desaceleración» económica después del verano como advirtieron ayer Carlos Ocaña –fue secretario de Estado con Zapatero– y Raymond Torres, de Funcas. Otro reto. Sánchez se ha despedido de Lastra con ese «lenguaje de madera» de los políticos, con el que todos dicen lo mismo, mientras alguien recuerda a Julien Sorel, que triunfa con la estrategia de decir lo que los demás quieren oír y hacer lo que los demás quieren que haga. No es el único. Para los despistados, Sorel es el protagonista de «Rojo y negro», del realista Stendhal.