El canto del cuco

Carta de Gaza

No oculto mi demostrado amor a Israel y al perseguido pueblo judío; pero ha llegado el momento de alzar la voz y exigir al Gobierno israelí que ponga fin a esta tortura

Raúl Incertis es un conocido médico anestesista valenciano que trabaja en el Hospital Nasser de Gaza, o sea, en el infierno gazatí. Es reincidente: allí estaba cuando estalló el conflicto con Israel, de allí fue evacuado tras mil peripecias y peligros en 2023, y allí ha vuelto, lo que da a entender con claridad su compromiso y acerada calidad humana. Se da la circunstancia de que es amigo de la compañera de uno de mis hijos, por lo que conozco de primera mano su heroica peripecia personal y su horrorizada visión directa de lo que está pasando en ese martirizado lugar. Hoy Raúl Incertis es un testigo imprescindible en el corazón de las tinieblas. Mi amigo Martín, cura de la comarca soriana de El Valle, me remite una carta abierta del médico valenciano, que es una llamada de socorro y que empieza así: «Estamos trabajando en medio de la muerte, y los tanques están a unos pocos metros de nosotros».

No oculto mi demostrado amor a Israel y al perseguido pueblo judío; pero ha llegado el momento de alzar la voz y exigir al Gobierno israelí que ponga fin a esta tortura. Por eso siento la obligación moral de hacerme eco aquí de esta carta, que pone los pelos de punta. He aquí algunas afirmaciones: «Estamos más cerca del final que de la vida. Los soldados no distinguen entre un niño o un anciano, entre un médico o una enfermera». «Seguimos aquí, no porque no tengamos miedo, sino porque nuestra humanidad no nos permite marcharnos». «Recuérdennos como personas que amaron la vida, que tenían sueños, hijos que los esperaban y esposas a quienes amaban profundamente. No somos héroes sobrenaturales, sólo comprendimos, de verdad, lo que significa ser humano». Estos médicos entendieron, en efecto, «el verdadero significado de la compasión».

Hace falta ser desalmado para no sentir hoy compasión por el torturado pueblo gazatí y admiración por los que se juegan la vida para ayudar a sus gentes heridas, hambrientas y masacradas. Es preciso que cese ya este holocausto. Israel tiene derecho a defenderse de los agresores que lo rodean, pero no así. La población civil indefensa –ancianos, niños, sanitarios...– no tiene la culpa de las actuaciones de Hamás. No es justo rendir a la población de Gaza por el hambre y las armas.

Trump y Netanyahu deberían reflexionar. Mañana es tarde. Raúl Incertis, ese verdadero héroe de nuestro tiempo, nos envía esta carta convencido, a juzgar por el tono de sus palabras y el ambiente que rodea al hospital, de que esta puede ser su última carta.