Política

Política, necesidades y obligaciones

La unidad no es buena de por sí, porque los políticos pueden unirse para, por ejemplo, subirles los impuestos a los ciudadanos, y emplear la unidad para disolver el coste político de la medida

Carlos Alsina le preguntó cómo conciliar la precaria situación de las familias con un mayor gasto en defensa, y Guillermo Fernández Vara respondió: «En la vida es mucho más fácil decirle a la gente lo que quiere oír que lo que necesita oír».

El presidente extremeño mantuvo esa posición reivindicativa en toda la entrevista. Él no es un político como los demás, que van a lo fácil, a «una política que se ha acostumbrado a hablarle a la gente sólo en términos de ‘usted tiene muchos derechos, y ningún deber’…yo entiendo la política de otra manera». Y subrayó que hay que decir la verdad.

Sin embargo, parte de dos supuestos dudosos: la gente no sabe lo que necesita, y no es consciente de sus obligaciones. Ello sugiere que el político serio debe imponerse a la fuerza sobre el pueblo ignaro. Como es necesario gastar más en defensa, y el político no va a reducir otras partidas, el gasto total, es decir, la presión fiscal, aumentará. Don Guillermo, por tanto, cree que esto es lo que el pueblo necesita: pagar más impuestos.

Sin embargo, no es evidente que la gente no sea consciente de las obligaciones que el poder le fuerza a cumplir. El pueblo ha dicho por activa y por pasiva que no necesita pagar más impuestos sino menos: lo ha expresado claramente en encuestas y elecciones. Y eso a pesar de los esfuerzos que despliega el poder para disfrazar el coste de los impuestos y para exagerar el beneficio del gasto público –analizamos el problema aquí: https://bit.ly/3IbGXxe.

Otro mensaje equívoco de don Guillermo fue el de la unidad. Declaró que no sería bueno, sino obligatorio, «volver a encontrarnos en el camino con el PP en las grandes decisiones de Estado». Pero, como es evidente, la unidad no es buena de por sí, porque los políticos pueden unirse para, por ejemplo, subirles los impuestos a los ciudadanos, y emplear la unidad para disolver el coste político de la medida. Este parece ser el caso.

Por fin, reclamó vigilancia sobre el Poder Judicial, no vaya a ser que se le ocurra dictar sentencias que limiten el poder del Ejecutivo y el Legislativo, como ha sucedido en Estados Unidos hace poco, cuando parece que, para él, los políticos progresistas, y no los jueces, son los que saben realmente lo que es justo.