Política
¿Los españoles somos idiotas?
«No creo que los votantes sean idiotas. Lo que sucede es que no compran esa idea sobre buenos y malos»
Tras escuchar ayer con gran interés a Sánchez he llegado a la conclusión de que los españoles somos idiotas, porque no votamos como un solo hombre o mujer a socialistas y comunistas. Por fin he visto la luz. Es el único que defiende los intereses de la mayoría frente a una minoría de privilegiados. Es así porque su único interés es la clase media y trabajadora. Supongo que esto no incluye a otros colectivos, por utilizar los viejos conceptos de la izquierda decimonónica que Sánchez abraza con un fervor casi religioso. No esperaba otro tipo de intervención, porque está en modo electoral tras los fracasos del último año. En este sentido, es bueno reconocer que lo hizo bien pensando en sus votantes, que es su única preocupación y decidió seguir dinamitando todo tipo de puentes con el PP. Dentro de esa estrategia ya ha identificado a sus enemigos: la perversa oposición, la guerra de Putin, los bancos y las eléctricas. Me hubiera gustado que se hubiera planteado una posición más centrista y que intentara un gran pacto nacional para hacer frente a la crisis.
Ante su insistencia en erigirse en el defensor de la clase media trabajadora he buscado los datos de las elecciones que se han celebrado desde 2021. La suma de los resultados obtenidos por el PP en Madrid, Andalucía y Castilla y León fue de 3,6 millones de votos mientras que el PSOE consiguió solo 1,8. La paliza fue monumental. Es un dato objetivo. Esto hace que solo quepa interpretar que la mayoría de los españoles confía más en la oposición que en el Gobierno socialista comunista o que su percepción de la realidad es más bien voluntarista. No creo que los votantes sean idiotas. Lo que sucede es que no compran esa idea, que parece surgida de una mala película de clase B sobre buenos y malos, de que el PP es el partido que defiende a las clases privilegiadas. La propia extracción social de los dirigentes de este partido, empezando por su presidente, está muy alejada de esos arquetipos, ya que los vástagos de las clases medias y altas se encuentran sobre todo en las elites socialistas y podemitas. El propio gobierno es un ejemplo de ello. Es lo que sucede con las figuras más importantes del equipo económico.
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