Crisis económica

Inflación

Los problemas que padecemos son, casi todos, consecuencia de decisiones ineptas tomadas a lo largo del mundo.

No es preciso ser economista, solo observar y hacerse preguntas: ¿el aumento de los precios es exactamente igual que la inflación? Y, ¿la inflación ha aumentado los precios, o el aumento disparatado de los mismos ha causado la inflación…? Paradojas de Perogrullo. Confusión. En buena medida, el aumento de precios se debe a la interrupción en las cadenas de suministro mundiales derivadas de la pandemia, –o sea: de las decisiones políticas que se tomaron al respecto–; mientras que la inflación, ¿no resultará de la enorme cantidad de gasto que las administraciones han realizado con objeto de hacer frente al desastre que causaron ante la pandemia…? Gastos que no se podían permitir, pero que han puesto en circulación una masa monetaria anormalmente elevada, endeudando a muchos países, como el nuestro, que ha aumentado su deuda de forma extraordinaria (quizás eso tenga que ver con el hecho de que ahora tengamos el mayor índice de inflación, y que los precios de muchas materias, incluida la energía, estén más desbocados que la media del entorno europeo). Cuando un gobierno imprime mucho dinero, el dinero no tiene valor, y la consecuencia inmediata es que los ciudadanos pagan, empobreciéndose, todo lo que su gobierno saca de la chistera. En nuestro caso, está siendo crucial el dinero que los gobiernos piden prestado, pero que no tienen posibilidades de devolver con las arcas públicas… Lo escribí aquí en 2020, y lo recuerdo (humildemente): la economía es como los altos hornos, que si se paran, se destruyen. El insensato experimento de detener la economía, la ha arruinado. Eso está pasando. Sin olvidar la guerra, claro… Pero los problemas que padecemos son, casi todos, consecuencia de decisiones ineptas tomadas a lo largo del mundo. Y ahora el dinero, que no obedece órdenes políticas, hace daño en el bolsillo del ciudadano sustrayendo de ahí eso que los gobiernos han pretendido sacar de la nada. Pues el dinero gratis no existe, aunque algunos se empeñen. Así que unos gastan, y otros pagamos. (Y estos últimos…, somos los de siempre).