Política

Los «migueles» que susurran a Sánchez

La podredumbre está también en las alcantarillas por las que desagua la izquierda aleccionadora

No debe resultarle muy cómodo al secretario de Estado de Comunicación que fuera del Palacio de la Moncloa se diga que quienes de verdad mandan en la comunicación del presidente del Gobierno son los «migueles». Ahora andan contando que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha ganado puntos con la emboscada en la que ha caído el PP en la negociación de la renovación del Poder Judicial, y dicen que también ejerce el mando que le corresponde al cargo que ostenta Óscar López, el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Pero que otros que andan en el Gabinete son meras sombras, bien entrenadas en el oficio de vender la propaganda, aunque sin influencia real en las decisiones del mando.

Las influencias externas sobre Pedro Sánchez son determinantes en el terreno político y también en las decisiones que se adoptan en la comunicación empresarial. Por cierto, de Moncloa sale la noticia de que «Pablo Iglesias está en importantes operaciones, con poderosos de ésos que él tanto señala, y que le bailan el agua en una mezcla de intereses económicos y venganzas personales». Aquello que el mesías de Podemos vende como lecciones de regeneración, con campañas perfectamente teledirigidas y sostenidas por su ejército de orcos virtuales, no son más que aspiraciones frustradas para ocupar el sitio de los que ataca, a fin de quedarse con la hegemonía de la izquierda mediática. En estos tiempos la imaginación es revolucionaria, casi tanto como los afectos, y a Iglesias no le falta.

La podredumbre está también en las alcantarillas por las que desagua la izquierda aleccionadora, pero son más eficaces en apagar los malos olores de lo que lo han sido en la derecha. Por eso aquí se impone el dicho de que nada es lo que parece. Y los antisistema mediáticos tienen más peligro, más intereses, y más poder detrás que muchos de los que se someten a las reglas del sistema

Por cierto, el PP ha decidido convertir las elecciones de mayo en una pregenerales, como el 95 y el 2011. Y los demás partidos se lo han comprando, también el PSOE. Los debates y la atracción que tiene Madrid despistarán algo a los ciudadanos, aunque la gente es madura y opinará sobre todo en función de lo que elige. La economía influirá en el ánimo, y la sensación anímica es muy importante y se puede trasladar en abstención, aunque también puede llevar a que se castigue a quienes no tienen nada que ver con el desastre.