Ley del "solo sí es sí"

Irene: machismo el de tu Pablo, no el de Carla

Hasta anoche, 32 violadores o abusadores se habían beneficiado de las rebajas de Montero

Sobra decir que lo de la brillante diputada de Vox Carla Toscano constituyó un error porque ha facilitado a la izquierda el argumento que ansiaba para despistar sobre una ley que ha rebajado ya la pena a 32 violadores y abusadores. Sus palabras no dejan de albergar un notable trasfondo de verdad toda vez que Irene Montero es lo que es por nepotismo. Si no fuera la compañera del macho alfa, como gusta autodenominarse Iglesias, no sería ministra de Igualdad. O bien seguiría de cajera de Saturn o ejercería de psicóloga. Pero ni se sentaría en el Consejo de Ministros, ni tendría a su disposición decenas de asesores y lacayos, ni se desplazaría en cochazo oficial, ni iría guarecida permanentemente por media docena de guardaespaldas, ni desde luego viviría en un casoplón con mayor plantilla de guardias civiles que el 90% de los municipios españoles.

Dicho todo lo cual Toscano podría haber soltado lo mismo pero con más sutileza y no haciendo un involuntario favorcete que ahora esta chusma emplea cual cortina de humo. El «su único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias» de Toscano es tan torpe y cierto como el «otras están donde están por haber sido fecundadas por el macho alfa» de la concejal zaragozana de Ciudadanos Carmen Herrarte. Bastaba con señalar la dedocracia empleada para elegir a una inútil integral que se ha convertido en ídolo de violadores y abusadores.

Porque lo de su asquerosa ley no es un problema de interpretación de «los jueces machistas», como sostienen falazmente, entre otras muchas razones porque el 70% de los magistrados de lo penal es mujer. No. El drama es que la norma del «sólo sí es sí», cuyo verdadero nombre es Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, ha devenido en aterrador black friday al reducir un año la pena mayor a los abusadores y hacer lo propio con el estupro. Antaño, la mínima por este aberrante delito era de 6 años, ahora, de cuatro. El castigo por la violación con agravante oscilaba hasta la barrabasada de la ministra de Igualdad entre los 12 y los 15 años, desde la barrabasada va de los 7 a los 15. Un chollo para los depredadores. Y eso que alguien debió dar un toque a esta pájara cuando se estaba elaborando la ley porque en su redacción inicial también se había recortado la sanción más alta de 15 a 12 años. Los periodistas de cámara de los Ceaucescu de Galapagar se inventan cada día una trola para justificar lo injustificable. Pero lo cierto es que, tal y como se puede contemplar en el marcador de Okdiario, hasta anoche 32 violadores o abusadores se habían beneficiado de las rebajas Montero.

La izquierda lleva cuatro días insistiendo en la campaña «machista» de la «ultraderecha» contra la «pobre» Irene Montero. Los mismos que ahora lloran por esta individua callaron como putos cuando Iglesias se dirigió a Andrea Levy desde la tribuna del Congreso para «ofrecerle» su despacho «para que se entendiera» con el podemita Miguel Vila. También se hicieron los suecos cuando el subordinado de Nicolás Maduro y Alí Jamenei espetó a una periodista en rueda de prensa: «Bonito abrigo de pieles lleva». O cuando, entre las carcajadas de la cúpula de su partido, escribió que le gustaría «azotar hasta que sangre a Mariló Montero». Basta ya de dobles raseros y vayamos a lo mollar: ¿por qué no derogan esta basura legislativa? No quiero poner punto y final sin lanzar una pregunta que en medio de toda esta polémica resulta pertinente. Irene: ¿a ti te ha azotado hasta que sangres tu megamachista compañero?