Política
Un ministro y una asesora para validar la consulta de Cataluña
Esta dirección socialista no tiene problemas a la hora de señalar al TC como responsable de que los independentistas se echaran al monte
Me decía esta semana un buen conocedor de lo que se cuece entre Moncloa y ERC, con interlocución directa con la parte independentista, que «las luces navideñas no os están dejando ver lo que realmente está en juego detrás de la crisis abierta en el Constitucional». Cuando pensaba que era imposible que el presidente Pedro Sánchez se atreviera a derogar el delito de sedición en tiempo electoral, él ya sabía que el pacto estaba hecho. De la misma manera que ahora sostiene que Moncloa y ERC «arreglarán» la reforma del delito de malversación para atender las necesidades de Oriol Junqueras. «Entra en el acuerdo presupuestario».
Estos días me pone en aviso de que el final de la mesa de diálogo entre el Gobierno y ERC no puede ser otro que el referéndum en Cataluña. Sólo en Cataluña. Junqueras lo ha dejado dicho estas semanas en las que ha podido felicitarse de sacar adelante su exigencia de poner fin a la sedición en el Código Penal. Si la coalición actual vuelve a necesitar a futuro los votos de ERC, y hay que mirar a una nueva investidura tras las elecciones generales, entonces caerá la consulta.
Y esto cuadra con lo que está ocurriendo en el Tribunal Constitucional, con la obsesión de Moncloa por controlarlo antes de las elecciones, y con la falta de pudor a la hora de meter un «misil» dentro del órgano de garantías con la propuesta de designación de dos «fontaneros» de Pedro Sánchez, que han ayudado, precisamente, a los planes para «desinflamar» el «conflicto» catalán. Aquí lo que está en juego no es sólo que se arme una mayoría progresista, sino que sea una mayoría que facilite las decisiones que en el futuro tengan que tomarse con respecto a Cataluña en el marco de la negociación PSOE-ERC.
Esta dirección socialista no tiene problemas a la hora de señalar al TC como responsable de que los independentistas se echaran al monte por haber tenido la osadía, en 2010, de revisar el Estatuto de Cataluña que había sacado adelante la mayoría del Parlamento catalán y de las Cortes Generales. Un ex ministro, redactor de los indultos a Junqueras y los otros condenados por el Tribunal Supremo, y una asesora del PSC y de Moncloa, en temas como el desarrollo lingüístico en Cataluña, son apuesta segura para que, si llega el momento, el nuevo TC pueda validar el referéndum enmascarado que siempre ha querido el secesionismo. El plan está diseñado, falta ver si los votos acompañan en las urnas.
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