Política
Sánchez y el síndrome del Falcon
«No recuerdo que sus antecesores convirtieran los aviones del Ministerio de Defensa en un servicio de taxi»
Me parece muy bien que el presidente del Gobierno acudiera a Barcelona para asistir al último concierto de Serrat. En este punto alabo su buen gusto. El genial cantautor catalán es una persona extraordinaria en todos los terrenos. Mi casa en Barcelona está cerca de la suya y paseaba por mi calle con su mujer Candela. Su trato no puede ser más agradable. Al lado estaba la casa que había comprado para su madre y que ocupó años después mientras arreglaban la suya. Al igual que nosotros veraneaba en Menorca. En todos los terrenos me parece un artista ejemplar. A muchos catalanes nos acompaña desde la juventud. Lo escuchábamos en los últimos años de la dictadura y hemos seguido con él hasta ahora. Hay otros cantantes que me gustaban como Jara, Raimon, Llach o Paco Ibáñez, donde el componente político, sin demérito para ellos, tenía un mayor peso. Serrat es un fenómeno que superó enseguida ese aspecto y su fama es enorme, tanto en España como al otro lado del Atlántico.
Entrando en el desplazamiento de Sánchez me pregunto si era necesario que utilizara el Falcon. No dudo de que el tiempo del presidente es valioso, pero esa optimización resulta excesiva. No recuerdo que sus antecesores convirtieran los aviones del Ministerio de Defensa en un servicio de taxi. Reconozco que es más cómodo desplazarse en helicóptero o avión e incluso que no quiera hacer noche en Barcelona, obviamente no por una cuestión política, sino porque preferirá levantarse en La Moncloa. El problema es que el uso del Falcon no es algo privativo del presidente del Gobierno. Hemos visto cómo lo usan sin mayores explicaciones algunas ministras o ministros. Es una cuestión de oportunidad política y el consiguiente cargo al presupuesto ministerial. En cualquier momento necesitaremos un parque móvil aéreo para atender las necesidades de los atareados miembros del gabinete. Hay demasiadas bromas, memes y noticias negativas sobre Sánchez y el uso del Falcon. Debería reflexionar sobre ello, porque no es solo la derechona. No lo digo demagógicamente, aunque supongo que no le gustarán mis comentarios, pero se puede ir en línea regular o en AVE. Cuando sea necesario apoyaré que lo use, pero, lo siento, en este caso no estoy de acuerdo. Ni siquiera me importa el coste.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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