Acoso

Acosos de cine: ¿No sabe Almodóvar que solo sí es sí?

Almodóvar era un director de cine expresándose no con el guion sino a través del montaje, el montaje del director

No estoy, así como denuncian ellos cuando hablan de los «fascistas», contra el cine español, no estoy contra ningún cine, es más, no estoy contra nada que tenga un apellido como español, inglés o alemán, con lo que ya tendríamos un chiste. ¡Me encanta el cine! Las maneras de nuestros actores y directores en esas galas donde hacen croquetas con sus lenguas me repatean, eso he de confesar con más culpa que veneno. Almodóvar, en los Premios Feroz, atacando la gestión de la sanidad madrileña, como si casi todas no funcionaran igual de bien o de mal, fue burdo como cuando hace una mala película. «Los amantes pasajeros» pongo por caso. Almodóvar era un director de cine expresándose no con el guion sino a través del montaje, el montaje del director.

El discurso se vio opacado por la verdadera película, la de los acosos, abusos, agresiones, andan buscando palabras para cambiar la ley de Irene Montero, o sea que cualquiera de ellas supongo que es válida hoy; mañana, ya veremos. Almodóvar olvidó, cosas de la edad, a mí también me pasa, que de lo que se habla es del «solo sí es sí» y de que el cine español, tan valiente, no ha estallado como en otros países, contra acosadores que tienen nombre y acechan a las muchachas en flor, a los muchachos no hay quién los defienda en cualquier caso. La ley del silencio contra la ley del deseo. Paso palabra. En lugar de eso, los Goya anuncian un protocolo anti acoso para la fiesta del próximo sábado en la que volverán a cargar contra Ayuso. A ver, ¿cree el mundo del cine español que es necesario tener un protocolo urgente porque huele manzanas podridas en el cesto o para quedar bien? Será, pues, la fiesta más aburrida del mundo. Todos pendientes de que aparezca el asesino como en una de Agatha Christie.

Con el vodevil de los Feroz, Almodóvar podría hacer una obra maestra. Un señor atado a sus pasiones que no puede más que echarse encima de todo el mundo que crea que tiene rabo, como llamaba Verónica Forqué al miembro masculino de toda la vida. «Yo con que tenga buen fondo y buen rabo yo me enamoro», decía en «Kika», que no consintió cuando se le echó encima el salido de Paul Bazo. Aquello fue una violación cómica en toda regla. Antonio Banderas raptando a Victoria Abril en «Átame» es un desaliño del patriarcado. Con la norma de Montero Almodóvar hoy no existiría, no tendría el Oscar de Hollywood. Y, sin embargo, su enemiga es Ayuso y no los que le arriman a la eutanasia creativa. Me quedo Patty Diphusa.