Ley del "solo sí es sí"
Recetas para seguir en el Gobierno “solo sí es sí”
Nadie lo ha visto, como a las “meigas”, pero el síndrome de La Moncloa, desde los tiempos de Adolfo Suárez, existir, existe
Confucio (551AC-479AC, según los datos oficiales de China) ya dejó claro hace más de 2.500 años que “gobernar significa rectificar”, lo que no impide que también suponga gastar y bronquear a quienes discrepan. El novelista italiano Alberto Moravia (1907-1990) detectó que “curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del Gobierno al que han votado”. No consta que Irene Montero sea una experta en Confucio y, sin duda, todavía menos partidaria de Felipe González, que explica desde hace tiempo que lo importante en política no es tanto no meter la pata, sino sacarla cuanto antes cuando se ha dado un traspiés. La ministra de Igualdad, encastillada en el “sostenella y no enmedalla”, rechaza también dejar la poltrona ministerial por “responsabilidad”, que es el argumento favorito para seguir en el poder de quienes se aferran al sillón, ya sean de derechas o de izquierdas.
El Gobierno de Sánchez, por su parte, metido en un buen lío, en teoría de desgaste, por los errores de una ley que Montero insiste en defender su perfección, ha decidido modificarla, pero al mismo tiempo mantener su matrimonio de conveniencia con Unidas Podemos. El inquilino de La Moncloa, que quiere seguir en el machito hasta 2030 –”¡largo me lo fiais!” decía el don Juan de Tirso–, siempre calculador, simplemente no se atreve a ejercer su prerrogativa de sustituir, en este caso a una ministra más que conflictiva. Nadie sabe, ni tan siquiera el inefable Tezanos, cómo se traducirá en votos esa opción. Iván Redondo, el único que ve una buena jugada el que Tamames lidere de la moción de censura de Vox, quizá lo tiene más claro, pero el presidente hace tiempo que escucha menos que en otras épocas.
Nadie lo ha visto, como a las “meigas”, pero el síndrome de La Moncloa, desde los tiempos de Adolfo Suárez, existir, existe. Patxi López, político sobre todo de dinastía, ha tenido que apechugar con la presentación de la reforma de la ley del «solo sí es sí», que en teoría supondría una ruptura, al menos con Irene Montero y su desautorización, pero nadie se atreverá a moverle la silla. López, además, en un más difícil todavía, proclama, presume que el PSOE no acordará nada con un PP dispuesto a apoyar esos cambios legales. Camilo José Cela (1916-2002), que también era un gran cínico, escribió que “lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una”. En el caso de Irene Montero, el “solo sí es sí” ya es también una receta para seguir en el Gobierno y sin seguir el consejo de Confucio.
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