Las correcciones

El apóstol de la venganza

«¿Qué ocurre cuando la máxima autoridad del Estado es también un criminal?»

La última vez que vimos con vida a Yevgeny Prigozhin fue vestido de camuflaje con un rifle de asalto en una zona desértica de África. Después regresó a Rusia y allí, encontró la muerte. En la región de Tver, a 370 kilómetros de San Petersburgo, su ciudad natal. Sorprende que alguien que se había enriquecido trepando en la cleptocracia que rodea a Putin no supiera que su destino estaba marcado desde el mismo día en que fracasó el golpe armado. «Putin es el auténtico apóstol de la venganza», advirtió el director de la CIA, William Burns, tras la marcha de los 8.000 soldados del grupo Wagner sobre Moscú. «Puedo perdonarlo todo menos la traición», confesó Putin en una ocasión.

Ni el presidente de Estados Unidos ni los rusos de a pie dudan de que el accidente del avión de Prigozhin es un castigo del presidente ruso por la rebelión armada del 23 de junio. No puede ser una casualidad que la caída del Embraer 600 se produjese el mismo día en el que el Kremlin había confirmado la destitución del general Sergei Surovikin, exjefe de las Fuerzas Armadas rusas en Ucrania, y sospechoso de haber colaborado con Prigozhin en el intento de golpe de Estado. La muerte del que fuera conocido como el «Chef de Putin» y el cese del «general Armagedon» (al que no se le ha vuelto a ver en público desde el fallido motín) envía un mensaje contundente a los que dudan de la aventura militar en Ucrania. Es un cruel recordatorio del alto precio que se paga en Rusia por enfrentarse al neozar y de lo rápido que se puede caer en desgracia. No importa lo alto que se haya conseguido subir en la escala vertical del poder. También demuestra –como denuncian los ciudadanos ucranianos a diario- que el Estado ruso se ha convertido en un régimen de terror. En una democracia moderna los criminales se someten a la Justicia, pero ¿qué ocurre cuando la máxima autoridad del Estado es también un criminal? Pues que el único recurso disponible para restablecer el orden es el uso de la fuerza bruta.