Aquí estamos de paso

Bajar a la calle

Se les ha roto el marco y se han quedado sin fondos para pagar a su gente. Y a la calle, claro

A Podemos se le ha caído el marco y el filo de los cristales rotos rasga la fina piel de quien se ve obligado a recogerlos. La pérdida de afecto popular, traducida en caída de votos elección a elección, ha terminado por dejar sin fondos su caja que tras las últimas elecciones se hace cuentas y anota pérdidas de hasta el 90 por ciento en toda España. La Ley Orgánica de Régimen Electoral fija subvenciones a los partidos en función del número de escaños y también de votos. Perderlos supone dejar de recibir dinero. El dolor del votante de un partido que resta votos se convierte en verdadero drama para quienes tienen que gestionar y sufrir esa derrota.

La señora Lillith Verstrynge, de buena cuna y selecta educación, se ve obligada estos días a gestionar desde la Secretaría de Organización de Podemos lo peor de esta crisis económica de la formación que fundó su mentor Pablo Iglesias. Le toca echar a gente a la calle. Compungida, asegura que le duele muchísimo y que habrá acuerdo con el medio centenar de afectados por el ERE que le toca comandar.

Echar a gente del trabajo es lo peor que le puede pasar a cualquier persona que dirija una organización. Sólo quien ha pasado por eso lo sabe. Podemos, la señora Verstrynge, la izquierda que se define progresista y anticapitalista, tienen por costumbre señalar la maldad del empresario que se ve obligado a echar gente a la calle. Siempre es su culpa, y esconde una intención malévola que habitualmente es la de utilizar la vida y el futuro de sus trabajadores para seguir obteniendo beneficios. Un cierre o una regulación de empleo son siempre acciones criminales del patrón explotador.

Ahora se les ha roto el marco y se han quedado sin fondos para pagar a su gente. Y a la calle, claro. Como se vería obligado a hacer cualquier empresario. Con más riesgo, por cierto, que Podemos o cualquier partido, puesto que su estabilidad depende de su gestión y del mercado, mientras que los partidos políticos viven de subvenciones y mueren cuando éstas caen.

Anuncian negociación con los afectados. Y me pregunto qué van a negociar. En buena ley, no hay nada que hablar, puesto que la ley reconoce unos derechos a quienes se ven afectados por los expedientes de regulación de empleo, y un partido como Podemos no debería hurtar ni uno solo, ni un porcentaje, ni indemnización alguna a quienes se ve obligado a despedir. ¿Cuánto permite la ley? Eso te concedo. Si critico a los empresarios que además de malvados por poner gente en la calle racanean miserablemente indemnizaciones a sus trabajadores, no seré yo quien haga ese con los míos, ¿verdad? Faltaría más.

No habrá nada que negociar, derechos laborales son derechos laborales y la horquilla más amplia es la que me corresponde como buen partido de la gente y los trabajadores. Podemos no es como esos empresarios que cierran por gusto o para ganar más.

Por si tiene dudas, le propongo a la señora Verstrynge que le pida criterio a los compañeros de los sindicatos de clase, ellos saben muy bien qué hacer con los trabajadores a los que tienen que echar.

Claro que quizá eso le obligue a tener que tomar una segunda decisión incómoda, que es la de negociar a la baja el reconocimiento de sus derechos.

Pero eso no lo van a hacer, seguro. No son unos malvados aprovechados explotadores.