Big data
Bruselas identifica 47 proyectos mineros estratégicos para Europa
España es el único productor de estroncio de toda la Unión Europea y el segundo de cobre
Hay vestigios de hace más de 3.500 años en Asturias y León de actividad minera para extraer cobre y carbón. La técnica usada era la de fracturado de la piedra produciendo cambios de temperatura con fuego y agua. Estas dos provincias y Lugo constituían la triada en el bateado de arenas de los ríos en busca de pepitas de oro. Este método artesanal sería posteriormente sustituido por la extracción a gran escala con la llegada de los romanos.
La cultura tartésica explotará en Huelva y Jaén el cobre, plomo y la plata. La riqueza minera de la Península Ibérica atrajo ya en el siglo X antes de nuestra era a comerciantes fenicios, demandantes de plata principalmente, y también de oro, hierro, cobre y estaño. Que intercambiaban por aceite de oliva y vino, así como joyas y otros artículos manufacturados de alto valor, con los nativos íberos. El nombre de nuestra península se atribuye a la llegada fenicia, que inicialmente la denominaron Sphania (tierra de conejos) vocablo procedente del griego Sphan (conejo), debido a la numerosa fauna existente de este mamífero. En el siglo XII A.C. llegó el turno de los griegos, que continuaron con el intercambio de minerales españoles por productos griegos; principalmente artículos manufacturados.
Con la romanización completada en el año 200 antes de Cristo, la península pasó de importador de aceite y vino a exportador de estos alimentos, junto a cereales, con destino a Roma. Mientras que el interés minero de la península se tradujo en decenas de explotaciones extractivas de metales preciosos como plata y oro, que multiplicaba la producción de siglos atrás, introduciendo en la minería novedosas técnicas o perfeccionado las de fenicios y griegos.
Pero habrá que esperar al siglo XIX para que cambios legales atraigan inversiones y éstas a nuevas tecnologías, que relancen a escala industrial la minería española. Así, según el Instituto Geográfico Nacional, se consolidarían diversos territorios mineros de Asturias (hulla, antracita), Castilla y León (hulla, antracita, uranio, estaño, wolframio, etc.), Andalucía (cobre, piritas, rocas industriales, sal marina, mármol, yesos, etc.), Galicia (lignitos, plomo, cinc, estaño, rocas industriales, pizarra, granito, etc.), Cataluña (lignito, sal potásica), Aragón (lignito) o Castilla-La Mancha (cinabrio-mercurio, hulla, hierro, caolín),
Según los últimos datos que publica el Ministerio de Transición Ecológica es su Informe de Estadística Minera de España de 2023, el sector minero español facturó 3.571 millones de euros, un 9,3% más que en 2022, año en el que se alcanzaron los 3.267 millones de euros. Y dio a empleo a 30.239 personas, lo que supuso un aumento del 4,1% con respecto a 2022, en el que las plantillas mineras sumaban 29.048 efectivos. Aunque lejos de los 44.985 de 2007 o los 37.698 de 2010. El empleo está estancado prácticamente desde 2013, registrando en toda una década solo el ligero repunte de 2023.
El estratégico subsector minero del carbón quedó en 2019 sin empleados, al cerrarse todas las minas de carbón en 2018. En 2010 llegó a sumar 6.429 trabajadores. Pero Europa necesita nuevamente del carbón.
Desde Bruselas se exige a los gobiernos nacionales que pongan en marcha planes de prospección para localizar y extraer recursos fundamentales como el litio, níquel, cobalto, grafito y tierras raras. El último data de hace décadas, se trata del Plan Nacional de Minería de 1969 y 1970. La UE ha identificado 47 proyectos mineros estratégicos que asegurarán nuestro abastecimiento interno de materias primas.
El fin de la globalización empuja a Europa a ser autosuficiente en recursos mineros estratégicos. De hecho España es el único productor de estroncio de toda la Unión Europea y el segundo de cobre. Europa ha perdido dos décadas por la ensoñación de la ficción ecológica que finalmente ha sido más perniciosa que beneficiosa para el viejo continente. Mientras todo el mundo iniciaba una carrera extractiva entre 2001 y 2021, Europa iba en dirección contraria adoptando el decrecimiento voluntario. Asia crecía un 113,9% y Europa decrecía un 31% en su producción minera. Europa tiene que recuperar el tiempo perdido e incrementar el porcentaje de extracción de minerales que hoy solo supone el 5,2% mundial, cuando Asia representa el 60,4%.