Apuntes

Cachos de Papa

Lo cierto es que no se puede hacer un corta y pega de la religión, de cualquier religión, ni cachos de las palabras de un Papa

Una izquierda intelectual e ideológicamente en ruinas lleva décadas rebuscando entre el batiburrillo de materiales dialécticos con los que apuntalar el tinglado que se les venía abajo cuando renunciaron a la dictadura de los trabajadores y, con ello, a los salarios de tramitación. Así, todo les vale, desde el indigenismo de la pachamama al elitismo caviar de Pangea hasta el identitarismo nacionalista, pasando por lo woke y la lucha a brazo partido contra el sexo preasignado. De ahí, que no fuera nada insólito que con el Papa Francisco descubrieran la vocación universalista de la Iglesia, su aspiración al triunfo de la paz, del amor fraterno y de la igualdad en la dignidad de todos los seres humanos, que son los fundamentos del catolicismo como sabe cualquiera que haya estudiado el Catecismo y vaya alguna vez a misa. Que conste, que nada tengo contra los elogios de las Belarras y compañía hacia el Papa muerto, aunque conviene puntualizar que Su Santidad no ha cambiado un ápice la doctrina eclesial –ni fin del celibato ni admisión de la mujer al sacerdocio ni reconocimiento del matrimonio homosexual, por citar ejemplos que ellas entenderán– ni, por supuesto, ha admitido las aberraciones filosóficas con las que se justifica la cultura de la muerte tan presente en las sociedades modernas occidentales. Sus últimas palabras, el domingo de Resurrección, fueron un clamor contra el rearme, sí, pero también una apelación desde el dolor contra el aborto –que fue banalizado como si fuera un método anticonceptivo más en los países de la órbita soviética, pero nunca un derecho como pretenden las Belarras– y contra la política de descarte que supone la eutanasia. Lo cierto es que no se puede hacer un corta y pega de la religión, de cualquier religión, ni cachos de las palabras de un Papa. Entiendo que haya gentes que se consideren católicos y voten a partidos que no sólo justifican, sino que impulsan la muerte del no nacido en el seno materno, pero no es mi caso, ni siquiera cuando el voto a Felipe González era una tentación.