La situación

El castigo de Esquerra

«Esquerra ha de decidir entre impulsar el autonomismo pactando con Illa, o mantenerse en el independentismo procesista»

Ha pasado algo más de un mes de las elecciones catalanas y resulta conmovedor (casi patético) el papel que juega estos días Esquerra Republicana. El resultado de las urnas del 12 de mayo es un varapalo que deriva en un castigo. El varapalo se debe a que sus escasos veinte escaños en el Parlamento de Cataluña dejan a ERC sin opciones de presidir el gobierno, como tercera fuerza política. Y el castigo es haberse convertido en la llave para la investidura de Salvador Illa. Así, Esquerra tiene dos opciones, y no sabe cuál es peor: o hace presidente de la Generalitat a un candidato no independentista –lo que podría ser interpretado por sus bases como una traición a la causa–, o se niega a dar ese paso y fuerza la repetición de las elecciones asumiendo el riesgo de hundirse aún más. En definitiva, Esquerra ha de decidir entre impulsar el autonomismo pactando con Illa, o mantenerse en el independentismo procesista.

En octubre de 2017, fue Puigdemont quien se enfrentó a un dilema similar después del referéndum ilegal: convocar elecciones autonómicas o proclamar la república. Y cuando Puigdemont tenía decidido no forzar más la maquinaria convocando elecciones, fue la secretaria general de ERC Marta Rovira quien más presionó para que se decretara la creación del estado independiente catalán, junto con Gabriel Rufián, con su famoso y determinante tuit de «las 155 monedas de plata», que provocó una concentración independentista junto al Palau de la Generalitat acusando a Puigdemont de botifler. Puigemont se acobardó y optó por huir hacia delante.

Hoy, el dilema amilana a Rufián, acostumbrado a dar lecciones y plantear exigencias a los demás. El portavoz de ERC en el Congreso se niega a decir si es partidario de apoyar a Illa o si prefiere ir a elecciones porque, según reconoce en un alarde de conmovedora sinceridad, «si hablo me montan un pollo increíble en Cataluña».

Pedro Sánchez, con su muy celebrada versatilidad, ya ha iniciado la ceremonia de apareamiento con Esquerra, prometiendo cumplir la primera de sus exigencias: una financiación «singular» para Cataluña. La segunda exigencia es un referéndum de autodeterminación. Hay tiempo.