Martín Prieto

Aborto inacabable

Cuando el presidente Zapatero, pionero en la deslegitimación del «régimen» del 78, encargó a Bibiana Aído una nueva ley del aborto, la ministra convocó una reunión de científicos apartidarios, a beneficio de inventario. Un biólogo preguntó a la ministra: «El cigoto, ¿a qué especie pertenece?». «Ah, eso no se sabe». Rematando el experto: «Entonces un útero puede estar generando un ser humano o un cocodrilo». Niveles de atroz incultura han signado el difícil encaje del aborto en nuestra sociedad. Felipe González esperó desde el 82 al 85 para reglamentar la interrupción del embarazo, no siendo un abortista radical, pero consciente de que no podíamos ser el único país de Europa (excepto el Vaticano, Malta y Andorra) sin afrontar el problema. La ley de Felipe, con el coladero del cuarto supuesto, no fue asumida, lógicamente, por las confesiones religiosas (no sólo el catolicismo) o por respetables conciencias, pero acabó siendo asumida como el que acepta la gripe estacional, y no supuso una grave fractura social. Como Zapatero es más progresista que Felipe, trajo con fórceps el segundo aborto, vigente, que escandalizó hasta a los ateos porque lo de las niñas menores de edad supone la suspensión de la patria potestad y hasta un desprecio por el drama de los embarazos no deseados. Gallardón fue demasiado revisionista en momentos políticamente frágiles y con su dimisión dio ejemplo público de cómo no atizar hogueras. En democracia hemos tenido tres leyes de aborto y un proyecto en el cajón, lo cual es socialmente letal porque este tipo de legislación no puede ser ideologizada, ha de durar algunas generaciones y debe ser acordada ampliamente. No puede cambiar el aborto a golpe de legislatura. En estos asuntos el voto en conciencia debería hoy ser la norma y no una disciplina parlamentaria partitocrática y antiintelectual que debería ser revisada. Acabemos, porque no podemos estar 30 años machacando el mismo hierro frío. Pedro Sánchez votando con el PP no se ha equivocado: ha tenido su mejor día.