Fútbol

Fútbol

Atlético y democracia

La Razón
La RazónLa Razón

L26 «Dolce vita»

La «dolce vita» de Marc Márquez y la no «dolce vita» de Valentino Rossi. Dos sonrisas famosas. Napoleónica, soberbia, la de Rossi; traviesa, adolescente, la de Marc.

–Estoy aprendiendo a controlar la ansiedad– dice Marc.

Ritmo, cabeza, coraje, técnica. Le faltaba, solamente, no dejarse «arrebatar por el coraje de la ansiedad».

Es ya casi campeón del mundo (tercer título MotoGP), pero en Motegi (la próxima carrera) no se la jugará:

–La mayoría de las caídas me las ha producido la ansiedad. En Motegi arriesgaré sólo lo justo y necesario.

Márquez, que dice un amigo, es su otro Nadal. «Nadal me aficionó al tenis; Marc, al motociclismo, y Messi, al fútbol. ¿Vivir sin ídolos y leyendas? Imposible. La «dolce vita» es cuanto nos excita y nos hace dulce y placentera la vida.

M27 Arnold Palmer

En el capítulo de la leyenda, decir Di Stéfano es decir fútbol y decir Arnold Palmer es decir golf. Reyes los dos. Hay quien, evidentemente, nace ungido como ellos.

–¿Por qué Dios es así, por qué unge de soberanía y fulgor a unos (pocos) y de todo lo contrario (oscuridad, mediocridad, pobreza) a los demás?

Qué conteste quien pueda o lo sepa. Palmer, en el golf, era, en efecto el «rey de reyes». Asombraba por lo que hacía y cómo lo hacía. Hablé con él dos veces, una en conferencia de Prensa.

–¿Es el golf su vida?– le preguntaron.

No era filósofo, pero lo parecía. Contestó:

–Mi vida es el golf, es la familia, es la amistad. Primero –matizó la– familia y la amistad, a continuación el golf, al que le debo, naturalmente, lo que soy y lo que tengo.

Ha muerto a los 87 años. La muerte no le asustaba:

–La muerte –declaraba recientemente– es el último e inevitable capítulo de la vida. ¿Por qué temerla? Forma parte de la vida.

Presumía, eso sí, de ser un «gentleman»:

–Ser un «gentleman» –sostenía– es ser leal, es ser generoso, es ser amable, es amar más que desamar. Procuro ser así.

Era así, según quienes lo trataron y convivieron con él.

J29 Bienestar

Atlético de Madrid y democracia. El Atlético es el equipo del bienestar mayoritario o unánime. Creo, Simeone, fantástico; el equipo, como Simeone, y la afición rojiblanca, como Simeone y el equipo. «El Calderón es el cielo del fútbol: todo es bienestar, todo el mundo contento con todo el mundo» (apócrifo, de un aficionado). Es curioso, también, que nadie diga que el Atlético es un equipo difícil. El Atlético, tanto para Luis Enrique como para Ancelotti, «es un equipo complicado». Creo que el vocablo complicado lo define con absoluta precisión. Pues eso es el Atlético: una pesadilla complicada.

–Si la democracia española fuese como el Atlético (todos contentos con todos) y Pedro Sánchez se hubiera «abstenido», España, hoy, tendría Gobierno, PSOE y bienestar. ¿Por qué la democracia no imita al Atlético, del mismo modo que la «naturaleza imita al arte»? (Wilde). Ni la más mínima objeción a la meditación de mi amigo Hernán San Pedro.

V30 Más

Más democracia. Leer y escuchar, dos obligaciones del oficio periodístico (en periodismo, hablamos más de obligaciones que de derechos). Observación de un oyente radiofónico del cisco del PSOE y el cisco que es la democracia española: «Si los que aspiran a gobernarnos no se entienden entre ellos, ¿cómo pretenden gobernarnos a nosotros?» Sonrío. Los españoles, que dijo no sé quién, somos más anarquistas e individualistas que demócratas y solidarios. Fútbol: ahí tienen ustedes otro cisco: Tebas y Cardenal no tragan a Villar, del mismo modo que, con parecidas razones, Villar (siento lo de tu sobrina, Ángel María) no traga a Cardenal y a Tebas (tándem raro, dicho sea al paso). Otra desavenencia de criterio: Tebas, que se siente en la Liga tan a gusto como Cardenal en el CSD y Villar en la RFEF, tampoco es «gobernante» del gusto de Florentino y de Bartomeu. –¡Qué democracia, querida España! (todavía una: ¿por cuánto tiempo?).