Iñaki Zaragüeta
Augurios positivos
Aumento de la previsión de crecimiento económico del 0,5 al 0,7 por ciento en 2014, restauración de la paga extra de Navidad para los funcionarios, prima de riesgo en torno a los 235 puntos básicos –menos de la mitad que hace 15 meses–, bajada del paro entre los jóvenes en 24.800, con 80.000 jóvenes que han encontrado una oportunidad de empleo (450 jóvenes al día), mantenimiento de las pensiones, señales de reactivación en el consumo... Todas estas circunstancias constituyen un rosario de realidades que invitan a la esperanza, sobre todo si comparamos con el escenario que se nos ofrecía en el verano de 2012 cuando, aparte del Gobierno, todos daban por hecha la intervención de España. Como dijo el presidente Rajoy en su entrevista a «The Wall Street Journal» «estamos saliendo de la recesión, aunque no de la crisis».
Los agoreros denunciarán que el aumento de dos décimas en el crecimiento es imperceptible, pero obvian que en números relativos es un 40 por ciento de subida, lo que hace significativa esa variación al alza. En este sentido, conviene señalar la importancia de comenzar a crecer como preámbulo de la creación de empleo, drama troncal de nuestra actualidad, del aumento de la subida del consumo y de la productividad. Habremos recorrido un duro camino, haciendo bueno aquello de que «no se pueden resolver problemas de la misma manera que se crean».
Hay que creer en este cambio de tendencia. No lo afirman sólamente Rajoy y su equipo, sino diferentes entidades, organismos y personalidades de la política económica y las finanzas. Si los aceptábamos antes, cuando proclamaban malos presagios para la España de nuestros pecados, con mayor motivo hay que aceptar los augurios positivos que nos exponen desde dentro y fuera de nuestro país.
Además, nos conviene dejar la senda del pesimismo y mirar hacia Churchill: «Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad». Así es la vida.
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