Internacional
Aviso a navegantes
Remedando al periodista Santiago Zavala, en «Conversación en la Catedral», de Vargas Llosa, cabría preguntarse: «¿Y en qué momento se jodió Venezuela?». Tuvo una independencia convulsa, pero no más novelesca que otras repúblicas hispanoamericanas y es ahora otro «Estado fracasado» establecido sobre las primeras reservas mundiales de petróleo, las segundas de gas natural o las decimosextas de oro. Cierto que Maracaibo eyecta crudo sucio, necesitado de doble refino, pero tiene asegurado en Estados Unidos su cliente principal que lo compra para sus reservas estratégicas, junto a la Cuba castrista que lo adquiere gratis por intercambio de asesorías áulicas de paramédicos, paramaestros y parapoliciales o paramilitares. Venezuela es un país rico que pudo armar anchas clases medias y desarrollar políticas sociales estables de no ser por la ruina moral de su socialdemocracia, la delictiva Acción Democrática del corrompido Carlos Andrés Pérez, CAP, «El hombre que camina», dos veces presidente democrático. Vicepresidente de la Internacional Socialista con Willy Brandt, político providencial, ladrón convicto y de larga mano para asesinar opositores. Murió exiliado en Miami y con él comienza a joderse Venezuela, aunque solo fuere por la oportunidad perdida. El autogolpe de Maduro disolviendo la Asamblea Nacional con freno y marcha atrás solo es otra etapa hacia la completa ocupación del poder por uno de los populismos nacidos del colapso de la Unión Soviética, entregados al entrismo trostkysta de utilizar las libertades democráticas para destruirlas desde dentro. Herederos del comunismo no pueden presentarse a unas elecciones con su verdadero nombre porque aún está caliente la caída del muro de Berlín, pero en España tienen cinco millones de votos y han llegado al Congreso, el Senado, municipios y autonomías para repetir aquí el imposible venezolano. Beneficiarios y cipayos del chavismo, la alegre muchachada podemita condena los sucesos de Venezuela equiparándolos a su rechazo a la sentencia de una insultadora compulsiva. Estos suponen que Venezuela está en Alfa Centauro y que no hemos viajado o vivido allí, ni nos comunicamos con sus habitantes, ni conocemos la hoja de ruta chavista, esperando que la ignorancia le aporte aún más votos. El chavismo caerá por la presión internacional, igual que el «Apartheid». Hay que anotarlo en el «Aviso a navegantes», en el periódico «Notices to mariners», para no encallar en la misma escollera.
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