Barcelona

Besalú

El pasado fin de semana tuve la ocasión de visitar el municipio medieval de Besalú, en Girona. Mientras admiraba su belleza, me sentí intimidado por la simbología separatista que inundaba el ambiente, con cientos de esteladas o sus murallas, donde colgaban boca abajo las figuras del Rey, el juez Llarena y el dirigente de un partido constitucionalista. El condado de Besalú fue uno de los condados existentes en la Marca Hispánica durante la primera mitad del siglo IX y en su territorio se fundaron importantes monasterios. A finales de 1162 los condes de Besalú acabaron siendo vasallos del condado de Barcelona. La villa amurallada es famosa por su puente construido en el siglo XII y por el castillo, documentado desde el siglo X. En sus calles crecieron dos personajes que marcaron buena parte de la historia de España, distintos y distantes y que en buena medida simbolizan la historia de Catalunya y por ende de España. El primero fue Josep Pujol Barraca, nacido en Besalú el 1778, conocido como «Boquica», bandolero temido por su crueldad, sirvió al ejército invasor napoleónico mediante la recluta de mercenarios llamados «Els parrots d’En Boquica», personaje que traicionó a los catalanes y después a los franceses al descubrirse que se había enriquecido ilícitamente y justo antes de la derrota francesa intentó pactar con los militares españoles la entrega del castillo de san Fernando en Figueres. Detenido por unos, abandonado por otros y odiado por todos, fue ajusticiado el 23 de agosto de 1815.

El otro fue Pere Bosch Labrús, nacido en Besalú en el 1827, abogado y comerciante, fundó en Barcelona la mítica sastrería «El Águila», fue el impulsor y organizador del proteccionismo, es decir del control del mercado español en beneficio de los catalanes, apostó firmemente por la producción nacional e impuso tasas y aranceles a los productos extranjeros para limitar las importaciones. Fundó en 1870 el «Fomento de la Producción Nacional», un organismo proteccionista fundado junto a otros industriales catalanes radicado en Madrid y presidido por Joan Güell, y más tarde en 1876 el «Fomento de la Producción Española» con José de Letamendi. En 1877 con Manuel Duran y Bas consiguieron fusionar las dos instituciones proteccionistas, y organizó en toda España manifestaciones a favor del proteccionismo. El 19 de marzo de 1874 tuvo lugar una batalla en «Mas Candell de Besalú», cuando centenares de carlistas de la zona emboscaron a los soldados del Batallón cazadores de Arapiles y Caballería de Alcántara. Los prisioneros «españoles», un total de 33 liberales, fueron vejados y maltratados antes de ser salvajemente asesinados. Paseando en Besalú, rodeado de estética separatista, recordé al malvado Pujol, el bandolero del siglo XVIII hoy convertido en héroe. Añoré al emprendedor Pere Bosch, hoy en la papelera de la historia. Recé por los soldados asesinados y hoy olvidados por «españoles». En el siglo XXI los integristas de Besalú vuelven a eliminar a sus enemigos. Sólo eran muñecos, pero en su odio cainita -si pudiesen- nos colgarían a todos. Nuestro delito, sentirnos españoles. Bienvenidos a Besalú.