Financiación autonómica

Bipartidismo

La Razón
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El bipartidismo goza de una excelente salud en España. Ese monstruo responsable de perpetuar el llamado «régimen del 78» con su lastre de degeneración vive y se acomoda en los salones de la democracia con agilidad. Lo hemos visto estos días en la Conferencia de Presidentes Autonómicos. Sólo por dar vida al Senado merece que este órgano, creado por ese gran ilusionista político que fue Zapatero, se celebre todos los meses, incluido agosto al fresco en tan magna cámara. En la foto eran todos los que estaban pero no estaban todos los que son. Los nacionalistas, soberanistas o no, aprovechan los escaparates para quedarse con las vergüenzas al aire, es un vicio acentuado con los años y la pérdida del pudor. No van donde se habla de lo que interesa a sus gobernados porque ellos son bilaterales y les debe parecer ordinario juntarse con otros presidentes autonómicos. Todo se pasa. Cataluña se unirá a los trabajos del nuevo sistema de financiación autonómico porque no puede vivir del suero del FLA con Montoro repartiendo las dosis. Fue la pasta en versión «quiero más» la que hizo enloquecer al astuto Artur. Llegó a Moncloa a pedir cuando no había nada que dar, cuando se debía «hasta de callarse». Entonces bajó las escaleras de Palacio y cogió carrerilla para ese viaje suyo a ninguna parte que con tanta gracia y mejor flequillo ha recogido Puigdemont «yo no sigo». En esto de los dineros Urkullu va por su cupo. Así que si exceptuamos la excepción nacionalista de siempre y los regionalismos cántabro y canario más Uxue Barkos, lo que tenemos es el bipartidismo de toda la vida democrática. PP y PSOE se reparten los gobiernos autonómicos y se han confabulado para hacer de esta Conferencia de Presidentes el reducto de las políticas para los ciudadanos. Entre la Vicepresidenta del Gobierno y el Presidente de Extremadura, han dejado la Conferencia preparada para foto y firma y han dotado de contenido un espacio que no está en la Constitución pero que está con las cosas de comer. Un órgano en el que no hay ni rastro de Podemos ni de Ciudadanos. Unos porque sus poderes están sólo en lo municipal y en ver quien manda más y otros, los de Rivera, por su alergia al agua, a mojarse. En Ciudadanos han preferido ser vigilantes antes que bañarse en el mar y eso les puede dejar sin torre y sin sal. Los partidos tienen un objetivo, la consecución del poder y su ejercicio. Gobernar o morir y algunos se pasan el día tomándose el pulso para ver si llegan a las próximas citas electorales con riego.