Julián García Candau

Canto al córner

«Los jugadores se reunieron a dar la bienvenida/. Como de un lejano horizonte/ se levanta la pelota del córner/ abriendo su vuelo de serpentina../Se encoge la guardia de los jugadores/y ajusta el paredón del gol./Entonces,/entre las frentes endurecidas, /otra frente,/aristada de voluntad,/en un salto más alto que ninguno,/quiebra como un florete/ el acero flexible de la parábola del córner.» El Valladolid-Madrid podría haber sido un emotivo homenaje al saque de esquina como hizo Bernardo Canal-Feijóo y consecuentemente la alabanza rotunda a Manucho, delantero centro que recuerda a los tradicionales arietes de los tiempos en que se decía que un córner era medio gol. Manucho cambió el aserto al hacer de cada saque de esquina un tanto.

Esta jugada tan tradicional y ya tantas veces ponderada por los certeros remates de cabeza de los viejos delanteros. El córner ha sufrido últimamente la transformación en «gilicorner», en el saque en corto tras el cual se pierde la ventaja de la ausencia de fuera de juego. Teniendo futbolistas de buena planta como ocurre en el Madrid con Cristiano, Benzema, Ramos y Pepe hay suficiente potencial tanto para defenderse en su área como atacar en la contraria. Lo malo fue ayer en los descuidos de los defensas madridistas con Manucho, héroe vallisoletano. La zaga vallisoletana no anduvo más lista y enfrente tuvo a Özil, quien difuminó los remates de Manucho. Uno de los tantos fue de artesanía con colaboración de Benzema y el libre directo, un mensaje a Cristiano, que los quiere todos para él.

Mourinho sorprendió con los relevos y los cambios de posición de los jugadores. Le salió bien, pero pudo haber sido un desastre. Y al final, acongojado, amarró.