Angel del Río
Carmena da un toque
No es fácil dirigir un equipo de primera división, y de la noche a la mañana, hacerlo con uno de tercera. Valga el símil para el caso de Celia Mayer, que ha pasado de tener una concejalías importante del Ayuntamiento de Madrid, a cargar con la responsabilidad de otra de nueva creación, la de Igualdad. La relevancia e influencia política de un área de gobierno, viene dada por la capacidad presupuestaria que tenga, y la concejalía de Igualdad es la hija de un dios menor del reparto presupuestario municipal, principalmente porque hasta ahora era una dirección general, pese a que en su día la gente de Podemos le había pedido a la alcaldesa, Manuela Carmena, que le diera rango de área de gobierno.
Mayer pasa de dirigir una concejalía, la de Cultura, con una alta dotación presupuestaria, y en consecuencia, con gran capidad de gasto, a otra ínfimamente dotada, porque cuando se elaboraron los Presupuestos Generales del Ayuntamiento no existía como tal. Desde el núcleo duro de Ahora Madrid, se trabaja para que la alcaldesa dé el visto bueno a un sensible aumento económico para el nuevo área de gobierno. No va a ser fácil, porque para ello tendrá que contar con el grupo socialista, que es quien ha dado apoyo a los presupuestos de Carmena para este año, y modificarlos para adaptar los gastos a las exigencias que pueda hacer Celia Mayer, no va a ser fácil. En la destitución de ésta como responsable de Cultura, alguien de la oposición dijo la manida frase de «la alcaldesa sólo acierta cuando rectifica». Pero dudo de que en esta ocasión el acierto haya sido pleno, porque se ha abierto otra brecha interna por la creación, a la fuerza, de una concejalía nueva, con la intención de aplacar ánimos internos, surgiendo otros nuevos.
A la alcaldesa cada día le brota un problema de índole interno. Un día Valiente, otro Mayer... Podríamos decir aquello de: «Pone un circo, y le crecen los enanos», pero es imposible, porque están intentando cargarse el circo, con la prohibición de que haya animales... en la pista, claro. Y ahora ya lo único que le queda es dar un toque, como el que tiene previsto dar hoy a su heterogéneo equipo. Un rapapolvo al estilo Carmena, enfadada pero sabiendo que debe respetar las sensibilidades de las distintas familias que componen su Gobierno. Adelantaba anoche la Cadena Ser que la regidora está cansada de la situación, que pretende zanjar al menos por una temporada (y siempre manteniendo la libertad de voto de la que gozan los concejales de Ahora Madrid) los últimos episodios de división que han protagonizado los miembros del Ejecutivo de la capital. No más salidas del tiesto. O al menos no más en asuntos clave para el Gobierno de la capital como es el de la aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Al fin y al cabo ella puso la cara, y no quiere que al final entre unos y otros se la partan.
Hubo un día de preguntas al aire sobre el futuro político en el Ayuntamiento: «¿Ganar?: Ganemos». «¿Poder?: Podemos», y así, con Ganemos, Podemos y asociados, nació Ahora Madrid, una fórmula que para la alcaldesa no es una coalición de partidos, ni siquiera una plataforma electoral, sino agrupaciones de ciudadanos, de colectivos sociales por un Madrid más digno. Y ella, Manuela Carmena, la alcaldesa del no se sabe qué, y de un cajón de sastre que, es, eso: un cajón desastre.
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