Obituario

Cinco años

La Razón
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Se han cumplido cinco años desde que D. Gregorio Peces-Barba nos dejó. Uno se da cuenta de que el tiempo le va haciendo mayor porque empieza a encontrar huecos en su vida, personas que ya no están. La biografía propia empieza a ser una talla con muescas y heridas que siguen doliendo, a pesar de nuestros intentos de que cicatricen para paliar la tristeza de los recuerdos.

Si nos arrebatan a las personas que queremos y admiramos, a nuestras familias y amigos, nos quedamos casi en nada. La vida hace eso con ellos, uno a uno y ahí reside la pena. Eso es porque las personas importan, porque las palabras también valen según quien las pronuncia y, aunque pase el tiempo, seguimos echando de menos su voz.

D. Gregorio nos enseñó que la vida es lealtad, respeto y dignidad, por eso siempre detestó las actitudes clientelares, peleó contra la sumisión y nos inculcó que combatiéramos la injusticia con serenidad y sosiego.

Enemigo acérrimo de los populismos. Defendía que el populismo no es de derechas ni de izquierdas, por eso puede anidar en partidos de ambas ideologías, se adapta como un camaleón, cambia de color con tal de comerse la presa.

D. Gregorio nos enseñó también a no cambiar de significado las palabras, porque su uso pervertido es dañino para la razón. Por eso, él era el más leal pero el menos sumiso, el más libre y, al tiempo, el más transigente. Para él, el discrepante ejercía su derecho, no era un desobediente a castigar.

Admiró el NO de Tomás Moro, y defendió con vehemencia el SÍ a la reconciliación del país que encarnó una hija suya: la Constitución de 1978.

Hoy necesitaríamos del mar en calma que eran las palabras de D. Gregorio, su luz en la niebla y su firme respeto a nuestra historia inmediata. Siempre alertó contra el adanismo mesiánico de quienes se consideran los fundadores de una nueva era y presentan el pasado como una sucesión de fracasos y traiciones.

Le dolía la agresión injusta a quienes apreciaba más que si se la infligían a él mismo. Le hubiese afectado la noticia de que el Sr. Guerra ha sido relevado al frente de la Fundación Pablo Iglesias. Ambos eran amigos y compartían un trocito de la historia de nuestra democracia.

Algunos apuntan a que la razón de esta decisión reside en su apoyo a la Sra. Díaz en las pasadas elecciones primarias. Se puede haber estado de acuerdo o no, con todas y cada una de las opiniones y acciones del Sr. Alfonso Guerra en su trayectoria, pero él ya no es uno más, es parte del acervo del PSOE y sólo un partido que se respeta a sí mismo puede aspirar al respeto de los demás.

Desde la calle de Ferraz se ha anunciado que el nuevo presidente será D. José Félix Tezanos, un viejo militante que, cuentan sus colaboradores de la época, cuando recibía una llamada telefónica en su despacho del Sr. Guerra, de manera automática, se ponía en pie para responder. El Sr. Tezanos ha tenido el acierto de votar al secretario general del partido.

Hay líderes que sólo admiten a su alrededor a quienes no le pueden hacer sombra, de esa manera opinan que su brillo es más deslumbrante. Hay otros a los que no les importa prescindir de lo mejor, si con ello queda claro que no se admiten disidencias. Unos y otros se equivocan, sólo los que se rodean de los mejores son más fuertes, porque crecen día a día. Eso también nos lo enseñó D. Gregorio.