Carlos Rodríguez Braun
Ciudadanos...¡a pagar!
Si usted cree que Ciudadanos es un partido nuevo y que defiende, por ello, sus derechos de usted, prepárese para otra decepción. Es un partido más en la defensa del Estado redistribuidor. Si acaso, una «socialdemocracia ilustrada», como lo definió Juan Ramón Rallo.
Dirá usted: no puede ser, porque Albert Rivera pidió «acabar con la fiscalidad injusta». Pues tengo malas noticias, porque también afirmó ser partidario del «liberalismo social», es decir, el liberalismo enemigo de la libertad, o la cuadratura del círculo. Lo aclaró (es un decir) así: «Nosotros defendemos, como ocurre en otros países de Europa, que la socialdemocracia y el liberalismo pueden ser defendidos sin entrar en contradicciones, sino todo lo contrario, cogiendo lo mejor de cada uno. No podemos regirnos por criterios de hace siglos ni convertirnos en organizaciones sectarias, porque la libertad sin igualdad es insostenible y la igualdad sin libertad es insoportable». Observe que recortar la libertad alegando que la igualdad lo exige es la base del socialismo. El liberalismo, en cambio, defiende la libertad y la igualdad ante la ley a la vez.
Fue esperable, por tanto, leer en un periódico: «Ciudadanos quiere reformar la Constitución para desarrollar más el derecho a la vivienda y estudia la incorporación del derecho a suministros como la electricidad y el agua». Y la dación en pago, la jubilación a los 65, rentas complementarias, y ese juguete de ingenieros sociales denominado «contrato único», como si no pudieran trabajadores y empresarios contratar libremente. Y quieren acabar con el «capitalismo de amiguetes» del Estado manteniendo el tamaño del Estado.
Dirá usted: quieren bajar los impuestos. Perdón, pero no me lo creo. Albert Rivera, como escribió Manuel del Pozo en «Expansión», es un político más, y por ello procura decirle a todo el mundo lo que quiere oír.
Luis Garicano aseguró que un tipo marginal del IRPF del 50% resulta «confiscatorio». Contenga usted el aplauso, por favor, porque no aplicó la misma consideración a un tipo del 45 %, así que ya sabe usted a qué atenerse: de hecho, han propuesto, temerarios, uno del 43%, más o menos igual que lo que propone el PP.
Ciudadanos no apoyará más que un recorte pequeño en la progresividad del IRPF. Esa pérdida de recaudación, y alguna otra que puedan plantear en otros gravámenes o cotizaciones sociales, será compensada con subidas que han sido ya sugeridas: Ciudadanos se une a los socialistas al proponer «armonizar» (o sea subir) los Impuestos de Patrimonio y Sucesiones. La clave de esta maniobra es que haya muchos electores que crean que esos impuestos los pagan otros. Es una apuesta arriesgada, sobre todo en un país de propietarios como el nuestro, y con una creciente indignación popular ante los impuestos que el ciudadano es cada vez más consciente que paga él, y no sólo el vecino.
Los contribuyentes, en consecuencia, han de esperar poco de Ciudadanos.
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