Cástor Díaz Barrado
Compromiso con África
La situación en el Sahel se ha ido complicando, paulatinamente, en los últimos años y, así, un extenso territorio de África se ha transformado en una zona bastante peligrosa. Diversos grupos armados con fundamento en una ideología islamista radical no sólo han ido extendiendo su poder e influencia en los distintos países de la región sino que, en particular, han protagonizado el secuestro y la extorsión sobre ciudadanos europeos que llevan a cabo labores humanitarias y de contenido solidario en una de las zonas más empobrecidas del planeta y de mayor disgregación social, a pesar de que algunos Estados de la región cuenten con recursos suficientes para disponer de una condición económica más aceptable que facilitase una mayor cohesión social. La situación en Mali se ha agravado mucho y ello afecta tanto a la seguridad como al respeto de los derechos humanos. A medida que los salafistas han ido ocupando una parte del territorio y han ido imponiendo sus criterios y su política, la situación ha ido empeorando. La comunidad internacional no puede permanecer impasible ante situaciones de este tipo en las que, pee a lo que se diga, no están en juego sólo intereses económicos y geoestratégicos de los Estados (que siempre se dan en toda situación internacional) sino, sobre todo, el futuro de una población que ha dado muchas muestras de que no quiere vivir bajo el yugo de quienes imponen, violando los derechos fundamentales, sus convicciones más extremas. El compromiso de Francia con África y, en concreto con Mali, ha quedado patente y la ofensiva militar que el Ejército francés está llevando a cabo, sobre todo en el territorio de este Estado, demuestra, a todas luces, la voluntad de las autoridades de París de hacer frente al terrorismo internacional y, también, de poner de relieve su interés en esta zona, tradicionalmente bajo la influencia francesa. Más allá, las acciones de Francia deben ser concebidas en el marco de los compromisos con el respeto de los derechos humanos y la estabilidad en la región. Francia ha actuado y se ha convertido en expresión del sentir de la comunidad internacional, a pesar de que, por ahora, aunque su acción ha contado con la aceptación tanto de Naciones Unidas como de la Unión Europea, no haya tenido suficientes apoyos materiales de otros Estados. La población de Bamako expresa su satisfacción por la intervención militar francesa y por no verse sometida, en un futuro, al dominio de los grupos radicales que intentan hacerse con el poder en el país.
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