Ely del Valle

¿Con intención y alevosía?

Hoy la ciudad de Barcelona será un auténtico merecumbé de manifestaciones de distinto signo que irán desde la convocada por la plataforma «Som Catalunya, somos España» , hasta la movilización de grupos independentistas cuyo epicentro será la plaza Urquinaona, pasando por las concentraciones de varios colectivos radicales, unos de corte ultraderechista y otros de confección antifascista, que pueden acabar revueltos de muy mala manera por la proximidad de los escenarios elegidos. Y es que en un ejercicio de irresponsabilidad, el Gobierno catalán ha autorizado que unos y otros, demócratas y antidemócratas, pacíficos y exaltados coincidan prácticamente en los mismos lugares y a la misma hora, en lo que muchos ya consideran un absurdo intento de minimizar la convocatoria, que se espera multitudinaria, por la defensa de «una Catalunya de todos dentro de una España plural». Si esto fuera así, si este pisto manchego de reivindicaciones, protestas y manifestaciones fuera intencionado, estaríamos hablando del viejo truco de mezclar níscalos con amanitas muscaria, de manera que si se produce un envenenamiento colectivo la culpa se reparta a partes iguales. Dicho de otra manera: si hay cuatro ultras borregos de derechas o de izquierdas que terminan por montar el follón, los que tendrán que dar explicaciones son los que se van a manifestar pacíficamente, respaldados por los únicos tres partidos catalanes que se han mostrado contrarios a la independencia. Quizá sea pecar de malpensados, pero ya se sabe que en el amor y en la guerra –y hay algunos empeñados en convertir Cataluña en un campo de batalla– hay estrategias muy, pero que muy sibilinas.